CAPÍTULO QUINCE

1023 Words
— ¿Estás despierta? —pregunta Aaron abrazándola, ambos se habían quedado dormidos en el sofá con la película de fondo. Al estar en el sofá, se sentían bastante incómodos y con un leve dolor de espalda, Cleopatra agarró su teléfono que estaba en la mesa para ver la hora, eran las tres y media de la madrugada. — Sí, estoy despierta. —Coloca la mano arriba de la suya. — ¿Puedo hacerte una pregunta? — Dime. —Le responde ella con los ojos cerrados. — ¿Qué hay entre tú y Matteo? — Somos amigos, no hay nada. — Cleopatra, sabes que eso no es verdad, él siempre se te acerca mucho y de alguna forma busca llamar tu atención. — Bueno, puede ser que le guste un poco a Matteo, pero es sólo eso, a mí no me interesa de forma romántica. — Está bien, si tú dices. ¿Podemos ir a tu cama?, el sofá no me quiere, me está rompiendo mi pobre espalda. —Ríe. — Está bien, también está rompiendo la mía, vamos. —Cleopatra, al sentarse, sintió un dolor punzante en su cuello provocando una mueca, Aaron la miró preocupado. — ¿Estás bien? — Sí, creo que necesito dormir y descansar un poco. — ¿Estás segura? — Eso creo. —No lo estaba, pensaba que se quedaría sin cuello luego de esos dolores que estaba sintiendo, pero no quería volver al hospital y cruzarse a los médicos, con sólo pensarlo le daban escalofríos. El total arrepentimiento de no haber ido llegó pocas horas después, cuando al despertarse sintió algo que no podía ni describir, ese pinchazo le provocaba mareos y náuseas. Lo despertó a Aaron con lágrimas en los ojos mientras suplicaba que la lleve al hospital. Ella tuvo la suerte de cruzarse con una de las enfermeras que la habían atendido hace algunos días, los ubica en una sala y comienza a revisar su cuello con cuidado. El área se encontraba infectada e inflamada costando su correcta cicatrización, tuvieron que quitarle los puntos y volver a suturar, para limpiar la infección. — ¿Va a doler más de lo que duele? —Le pregunta a la enfermera. — Voy a aplicar anestesia para que no lo sientas, dime qué grado de dolor sientes. — Es mucho, más de diez. — Bueno, respira profundo, aplicaré la anestesia y puede que duela. — ¿Quieres un poco de agua? —niega con la cabeza. — Quiero irme a mi casa. La enfermera preparaba la mesa con tijeras, aguja e hilo, sin hablar de los desinfectantes y calmantes que le estaba administrando a Cleopatra en ese momento. Ella intentaba no darse la vuelta, no quería saber nada sobre que la vuelvan a coser, pero prefería eso antes que el dolor que estaba sintiendo en ese momento. La enfermera primero le aplica la anestesia y luego comienza a retirarle los puntos, Cleopatra no puede evitar quejarse, no sentía el dolor, pero si la sensación incómoda de cuando le sacaban punto por punto. Luego de esa pequeña tortura, le aplica cremas y unos líquidos para tratar la infección que se le estaba formando. Respira profundo cuando terminan de cerrar los nuevos puntos, le ofrecen algo para beber y, mientras tanto, le advertían de los cuidados que la herida necesitaba, además de que el efecto de la anestesia se pasaría y volvería a sentir un leve dolor en el cuello. — La herida está curada, tienes que ser frecuente con la limpieza para que la infección comience a irse. —Le dice— Si sigues con los cuidados y los medicamentos que te daré todo va a estar bien, la infección probablemente se vaya en una o dos semanas. ************************* Y así ocurrió, la infección duró unos pocos días más hasta irse completamente. Cleopatra tendría que seguir con las curaciones, era un ir y venir del hospital constante, cosa que a ella no le gustaba. Últimamente ellos se habían mantenido tan ocupados con el sujeto que casi se olvidaban del cumpleaños de Eva, no querían dejar de darle importancia al otro asunto, pero tampoco lo dejarían pasar sabiendo la importancia que tiene su cumpleaños para ella. Eran, aproximadamente, las nueve de la mañana. Entre las ambas chicas y Jordan, tuvieron la idea de prepararle un pequeño desayuno a Eva, con pancakes y café, como a ella le gustaba. Los amigos de Eva habían preparado una sorpresa para su cumpleaños. Sabían que no estaba pasando por un buen momento y querían animarla. Así que le cantaron el feliz cumpleaños, le abrazaron y le entregaron sus regalos. Eva se sintió agradecida y feliz, algo que hacía tiempo que no experimentaba. Mientras desayunaban tranquilamente, el timbre interrumpió la conversación. Aaron se levantó a abrir la puerta, pensando que quizás era otra amenaza del sospechoso. Pero no fue así, sintió un alivio al ver que eran los padres de Eva, que habían venido a felicitarla con más regalos y un pastel. Eva se alegró de verlos, pero también se sintió un poco abrumada por tanta atención, ella se sentía agradecida y mejor, algo que hace varias semanas no sucedía. Roxanne, la madre de Eva, se quedó horrorizada al escuchar lo que le había pasado a Cleopatra. No podía creer que alguien fuera capaz de hacerle eso a una chica tan joven y dulce. Le dio las gracias a Aaron por cuidar de ella y le dijo que era un buen chico. Él se sonrojó y le dijo que no había sido nada, que solo había hecho lo que cualquier persona haría. Después de que se fueran los padres de Eva, las chicas decidieron poner una película de princesas para distraerse. Aunque eran mayores para ese tipo de películas, les gustaba recordar su infancia y soñar con finales felices. Ambos chicos se quedaron con ellas, aunque terminaron quejándose más del príncipe que las propias chicas. Aaron se sentó junto a ella en el sofá y la abrazó. Los demás los miraban de reojo, les agradaba verlos juntos, pero a la vez no se les hacía buena idea por cómo había terminado todo entre ellos.
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