CAPÍTULO 6

1271 Words
En cuanto Sophie llegó a su casa, supo que la noche sería larga, el auto de Yael, se encontraba ahí, suspiró profundo, y decidió entrar, sería mejor dar el anuncio, de una vez, que alargarlo más. Con la frente en alto se dirigió hasta su casa, cuando entró, oyó unas risitas, y de inmediato supo que era Keyla, ¿Qué hacía aquí sí se supone que ella había salido con alguien? Una idea le cruzó por la cabeza que hizo que frunciera el ceño, muy en silencio se acercó a la sala, y en una esquina de la ventana, observó como Yael, le susurraba, cosas al oído a Keyla y ésta reía, esos dos andaban, no había duda, en especial cuando Yael le robó un beso a los labios de su hermana. Ella puso los ojos en blanco, ¿cómo no se lo imaginó? Al parecer Keyla siempre quería lo que ella tenía, ¿qué clase de hermana tenía? ¿Y con ese tipo se iba a casar?.  Sophie vio cuando su padre y su madre se acercaban. Por lo que ella quiso hacerle frente de una por todas a la situación.  —Aww, pero que linda pareja hacen — Ambos se separaron de inmediato, mientras, Keyla la observaba como si nada pasara, mientras que Yael estaba pálido.  —Sophie, no es lo que parece — ella puso los ojos en blanco.  —¿Por qué siempre dicen lo mismo? Eso es algo tan estúpido, ¿es que piensan que uno lo que ve son ilusiones? — Yael, trató de acercarse pero Sophie levantó una mano para que se detuviera.  —¿Qué pasa Sophie?  —Pasa Keyla es amante de Yael, y estaban aquí besándose. — su papá abrió los ojos sorprendidos, pero su madre no, por lo que eso la hizo fruncir el ceño.  —Pero, Keyla, ¿cómo has podido? Es tu hermana, y tu maldito desgraciado, ¿cómo le haces algo así a alguien que te ha apoyado siempre? — Yael bajó la cabeza, algo apenado, porque Oliver tenía razón.  —Ay papá, deja ya tanto el drama, ¿Quieres? Esas cosas simplemente pasan, nadie las planea.  —Excepto tú, ¿cierto? — Yael levantó la mirada y observó a Sophie, su forma tan decida al hablar era por algo.  —¿De qué hablas cariño? — le preguntó Oliver, también sorprendido por la actitud de Sophie  —Que Keyla siempre ha querido lo que yo he querido, o he tenido, eso desde que éramos niñas, ¿no es cierto Keyla? Tú haces todo lo posible por quitarme lo que tengo. —Keyla la observó furiosa, y se acercó muy amenazadora hacia su hermana.  —No me hables en ese tono, porque aquí la hermana mayor soy yo, y si, siempre he querido todo lo que has tenido, yo era hija única, a mi me lo daban todo, hasta que llegaste, no te odio, pero no me gusta que todo tenga que girar a tu alrededor.  —Es lo más estúpido que he escuchado, siempre las hemos amado por igual, las hemos consentido, les hemos dado todo, ¿cómo eres tan fría para hacer algo así? — Oliver seguía sin salir de su asombro — y tu poco hombre, ¿no piensas decir nada?  —Aunque mis actos no lo demuestren amo a Sophie — Keyla se giró de inmediato hacia Yael — no puedo negar, que soy débil, Keyla es hermosa, y puede seducir a quien quiera y yo fui uno.  —Pero ¿qué dices? ¿Es que acaso no me amas?  —Nunca dije amarte Keyla, siempre fui claro por lo que sentía por Sophie.  —Pero.. pero.. creí que había hecho todo por seducirte, por hacer que te enamoraras de mi, y dejaras a Sophie — Sophie jadeo al oír a su hermana.  –¡Basta ya Keyla! No puedes estar actuando como una cualquiera, te advertí que lo dejaras, que no lo volvieras a ver — tanto Oliver como Sophie miraron a Fiorella.  —¡Lo sabías! — le dijo Sophie a su madre, aunque ya lo sospechaba, por la reacción de ella.  —Sí, los encontré una vez en el cuarto de Keyla, pero me juraron que no volvería a pasar, Yael lloró y me perjuro que te amaba, que había sido un maldito error, que no volvería a pasar, lo siento Sophie.  —¿Lo siento? Mamá, no puedes ocultarme esas cosas, como lo puedes permitir, es inaudito, debías decirme inmediatamente.  —Fiorella, ¿cómo has podido? ¿Querías que Sophie se casara con un hombre que le fuera infiel cada vez que pestañeaba? —Fiorella lloraba en silencio, sabía que su hija y su esposo tenían razón.  —Sophie, por favor, déjame hablar contigo a solas, déjame explicarte, pero al menos no me dejes. — Yael le habló con mucha sinceridad, y Sophie lo sabía, pero de igual forma su relación debía acabar.  —Yael, ya no vale la pena, esto se acabó, de una o otra forma, ya no hay nada que arreglar.  —Sophie te juro que te amo.  —Quién te ama, no te daña, Yael, así que ya déjalo.  —Sophie — Yael se sentía morir, realmente amaba a Sophie, se la había quitado a su amigo, no jugó limpio, pero en el camino se había enamorado y mucho.  —Yael, de igual manera iba a terminar contigo en cuanto te viera. — Yael frunció el ceño, sabía que algo se venía, y presentía que no le iba a gustar.  —¿De qué hablas? — Sophie respiró profundo, porque sabía que lo que se venía no sería fácil.  —Voy a casarme con Alexis Black — todos se quedaron en silencio, ante las palabras de Sophie, Keyla fue la primera en reaccionar y empezó a reírse a carcajadas.  —No me hagas reír, ¿tú y Alexis? Eso es imposible. — en eso recordó la pregunta de Sophie temprano y su sonrisa se desvaneció de inmediato. — Por eso tu pregunta de esta tarde, eres… eres una tonta, no te das cuenta que los hombres con los que piensas estar han pasado primero por mí.  —¡Keyla! — gritó Oliver furioso  —Es la verdad, papá, tanto Yael, como Alexis ha pasado primero por mi cama han… — No pudo terminar de hablar porque Oliver la hizo callar de una cachetada.  —Eres una cualquiera..  —Ya no importa papá, déjala, yo me voy a casar con Alexis y ya no hay vuelta atrás. — Sophie se giró para salir de ese lugar, no podía seguir ahí, sentía que se asfixiaba, se iría a un hotel, en el pasillo, antes de salir, Yael la agarró del brazo.  —¿Por qué Sophie?, no puedes dejarme. Te juro que te amo.  —Porque sí y punto, no pienso hablar de eso Yael, y de nada sirve que me lo jures, tú me fuiste infiel, quién sabe desde cuándo. Sabes que confiaba en ti.  —Lo siento, por favor, perdóname — Yael, empezó a llorar y Sophie se sintió mal por él, pero ya no había nada que hacer.  —Yael, ya déjalo — Sophie, trató de salir de ahí, pero Yael volvió agarrarla.  —No puedes dejarme, no puedes — y antes de que pudiera decir nada Yael la besó, quería demostrarle todo el amor que sentía por ella.  —¡Vaya! Que tiernos. Pensé que la regla número 1, se empezaba desde que salías de mi oficina, pero veo que eres una mentirosa — ambos se separaron de inmediato.  —Alexis. 
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