El mismo día Dubái Bahir Dejé Ámsterdam con una sensación de impotencia y de amargura, porque después de por fin poder reunirme con mi piloto y aclarar los malentendidos estaba como una tonta suspirando entre sus brazos, pero mi castillo de arena se vino abajo como fichas de domino con la noticia del hospitalización de Zhamir, como tal debía apoyar a Mustafá y también a mi prima Jade en este momento difícil que estaban atravesando y deje mis planes, mi trabajo en pausa, por la familia, aunque en medio de la situación tenía clarísimo que no quería lidiar con mi padre, entonces acepté la oferta de mi prima de quedarme en el palacio, además era una forma de estar más al tanto del evolución de la salud de su esposo. Lo que no creí ni en mis sueños era tener a mi piloto tocando la puerta de