Su barbilla se levanta desafiante y una mirada malvada brilla en sus ojos marrones mientras me inclino y rozo mis labios con los de ella. Su lengua sale disparada, supongo que es un intento de deslizarse dentro de mi boca abierta, pero no estoy lista para eso, así que doy un paso atrás. —No tienes el control, Luisa —. Ella gime levemente y cierra la boca antes de asentir lentamente. —Lo siento. Sólo estoy… ansioso—. Ella todavía está presionada contra la puerta mientras mis brazos la rodean a cada lado. Los deslizo hacia abajo lentamente, por su pequeño y delgado cuerpo antes de encontrar sus caderas. Los agarro a través de su vestido deseando poder levantarlo y poner mis manos sobre su piel desnuda. Doy un paso más hacia ella, presiono mi cuerpo contra el de ella y agarro su barbilla co