Basta, Luisa. Hemos hablado de esto. Trago con fuerza, empujando los pensamientos malvados de vuelta a esa caja etiquetada como Asuntos de papá. No es frecuente que los pensamientos carnales sobre mi padrastro floten en mi mente, pero de vez en cuando surgen, prendiendo fuego a mis entrañas y el espacio entre mis piernas resbaladizo de deseo. Saqué esos pensamientos de mi cabeza y los reemplacé con lo que creía que era odio. Me dije a mí mismo que no me gusta mi padrastro. Que es autoritario e irritante, pero en realidad es sobreprotector y la única razón por la que me irrita es porque no puedo tenerlo. —¿Juras que estarás a salvo y me llamarás si necesitas que vaya antes?— Dice Dominic mientras voy a abrir la puerta del auto después de que él se detiene en el camino de entrada de Carter