Con cuidado tomo de la mano a Bruna y comenzamos a caminar hacia el museo. De pronto los flashes de luz nos bañan y yo trato de no cerrar los ojos. Aprieto su mano fuerte en señal de nervios y ella, con la yema de su dedo gordo hace círculos en mi palma para que me tranquilice, es su "todo está bien" pero con el tacto.
Sí, Bruna tenía razón, soy la sensación del evento. Mientras camino entre la gente, siempre tomándola de mi mano, las personas murmura entre sí y otras sólo me sonríen. Saludo a una que otra persona que se acerca a mi, Bruna, me murmura sus nombres para que parezca que conozco a todos y no se sientan ofendidos con el simple hecho de que, el nuevo dueño de las empresas Montemayor, no sabe nada.
Nos dirigimos a la barra y tomo dos copas de champán y le ofrezco una a ella, de
