CAPÍTULO OCHO Alistair estaba parada en el barco, aterrorizada, con los brazos atados detrás de ella, su corazón palpitaba aceleradamente mientras decenas de marineros se le acercaban por todos los costados, con una mirada de lujuria y muerte en sus ojos. Se dio cuenta de que el objetivo de todos esos hombres era violarla y torturarla y matarla, y que se deleitarían haciéndolo. Se sorprendió de que existiera tanta maldad en el mundo, y por un momento ella luchó para entender a la humanidad. Toda su vida había sabido que a cualquier lugar que iba, siempre era conocida por ser la chica más bella, y más de una vez eso la había metido en problemas. Solo quería que la dejaran en paz. Siempre había querido parecer normal, como todos los demás. Nunca quiso llamar la atención — y ciertamente no