Capítulo 2: Cita en Sky Bar

1354 Words
[OLIVIER] Consultar con mi abogado la propuesta hecha por Cairo Becker ha sido una plena formalidad porque mi decisión ya estaba tomada antes de que el licenciado Ferreira me dijera que era una gran oportunidad para salir de todos los problemas financieros en lo que estoy metido, y es que, si no hago algo pronto, los acreedores empezaran a embargar lo poco que me queda y ahí si que no me quedara otra salida más que prácticamente regalar los planos del prototipo antes de que embarguen eso también. Ajusto el moño de mi corbata color azul marino, acomodo las mangas del traje Hugo Boss que me he puesto en esta ocasión para dar una impresión diferente a la de esta mañana, y me bajo del auto —Señor Gagnier, bienvenido— Me saluda el joven del valet de este bar exclusivo de la hermosa ciudad de Miami. Lo saludo amablemente y sigo caminando hasta llegar a la entrada donde me recibe el señor Luna, el gerente del lugar. —Buenas noches, muchas gracias ¿sabe si la señorita Cairo Becker ha llegado?— Le pregunto cordial.  —Si, ha llegado hace un momento, lo espera en la mesa VIP de la terraza privada— Informa. —Muchas gracias— Respondo y continúo caminando ya que sé perfectamente donde queda ese lugar.  Al pasar las cortinas metálicas que dan a esa parte de la terraza, allí la veo parada en la solitaria mesa de coctel cerca de la barra privada donde ya se yacen todos los tragos que queramos tomar preparados para nosotros sin la necesidad de que haya un bar tender, un servicio muy único de este lugar —Señorita Becker, buenas noches— La saludo apreciando la manera en que su corto vestido azul marino al igual que mi corbata se ajusta a su cuerpo y esos tacones negros hacen que sus piernas luzcan increíblemente sensuales —Parece que nos hemos puesto de acuerdo— Digo señalando mi corbata y sonríe. —Me gusta la coincidencia, eso quiere decir que nos entenderemos muy bien— Comenta y me termino de acercar para saludarla con un beso en la mejilla. —Buena elección de perfume ¿L’interdit de Givenchy?— Averiguo mientras que me embriago en su aroma. —¿Experto en perfumes?— Inquiere y arqueo mis cejas. —Como usted en trajes— Responde y me mira de pies a cabeza. —¿Hugo Boss?— Pregunta. —Muy bien ¿Cómo supo?— Trato de cuestionar. Ella sonríe, mira mi pantalón de una manera llena de maldad que me encanta y me mira a los ojos nuevamente —El corte del pantalón lo delata, los pantalones de Hugo Boss hacen ver muy bien a los hombres— Explica y ahora soy yo quien sonríe. —¿Me esta diciendo que me veo muy bien?— Le pregunto y ríe. —Agradézcale al pantalón— Dice divertida y rio con ella. —Hablare con el diseñador— Respondo siguiéndole el juego y miro a la barra —¿Qué desea beber?—  —Martini seco—  —Perfecto— Digo y voy hacia la barra para agarrar un Martini seco y un gin tonic para mi. Una vez que tengo los tragos, regreso con ella y le entrego su copa. —Gracias— —Un placer, pero bien, hablemos un poco de los negocios— Propongo. —¿Qué quiere saber?— Me pregunta luego de beber un sorbo de su trago. Sonrió, bebo un sorbo de mi vaso y me la quedo mirando —¿Por qué una mujer como usted aceptaría las condiciones de su abuelo? Es decir ¿un matrimonio por conveniencia? ¿no le parece algo muy anticuado?— Averiguo.  Ella asiente —Totalmente. Si me lo pregunta, estoy en contra de casarme bajo estos términos, pero lamentablemente esta tradición de que los presidentes de la empresa se casaran antes de cumplir 34 años, lleva tres generaciones en mi familia. Mi bisabuelo se aseguro que mi abuelo se casara antes de esa edad y era algo común puesto a que en aquella época se casaban incluso antes de los 21. Mi abuelo, hizo que mi padre se casara a esa edad, tampoco tuvo problemas, conoció a mi madre, se caso a los 25 y estuvo todo bien, pero mi caso es un poco diferente, soy un poco más moderna, me enfoque en mi carrera, en los negocios y no en mi vida personal, y con eso ahora tengo el reloj en mi contra ¿entiende?— Me explica. —Por supuesto, pero ¿Por qué usted heredo a su abuelo y no su padre? Es decir, mientras que su abuelo estaba vivo, su padre era el presidente, pero ahora que falleció… ¿usted? No entiendo—  —Mi padre se quedo viudo y desde ese momento perdió el control, creo que por eso mi abuelo me heredo a mi, es un poco difícil— Me cuenta. —Entiendo, mis padres fallecieron en un accidente aéreo y no es nada fácil superar algo así— Comento. —Para nada— Dice y bebe otro sorbo de su trago. —Lo sabía ¿no?— Indago. —Si, perdón, debí actuar más sorprendida y decirle lo siento— Expresa afligida y niego. —No se preocupe, ya pasaron siete años, cada día lo llevo mejor, mi hermana es quien no lo lleva muy bien, pero no estamos aquí para hablar de eso… entonces ¿Qué? ¿quiere que nos casemos?— Pregunto sin rodeos y ríe. —Que romántico— Bromea. —No creo que quiera que sea romántico ¿o sí?— Indago. Ella niega —No creo en el amor, perdón… el casamiento en nuestro caso sería un tramite legal, una sociedad al igual que lo haremos como las empresas, usted recuperará su fortuna, yo podre salir de todos esos requisitos anticuados que dejo mi abuelo y destruirlos para futuras generaciones, aunque dudo que existan porque soy hija única… asique no sé como será eso, la cuestión aquí es que vamos a ser muchos negocios juntos. Después de un año podemos romper con el matrimonio y si queremos con la sociedad, aunque si funciona podemos seguir siendo socios ¿no cree?— Me propone. —¿Por qué no cree en el amor?— Es lo único que le pregunto y se echa a reír. —¿De todo lo que le dije lo único que le intereso fue eso?— Me cuestiona. —Perdón, pero me llamo la atención, es decir, somos los hombres normalmente quienes no creemos en el amor— Expongo. Ella niega —No, no se equivoque… y no sea machista, no crea que las mujeres somos unas soñadoras ilusas que creemos en las fantasías que nos venden en los cuentos infantiles y en las películas románticas— Me dice fría y camina hacia mi —Las mujeres somos más fuertes que ustedes en muchísimas cosas, y se lo puedo demostrar cuando quiera, nosotras elegimos en que creer y en quien creer…— Habla a milímetros de mi —Y si estoy proponiéndole este estúpido trato de un casamiento por negocios es porque como le dije, mi bis abuelo dejo algo de generación en generación cuando todos se casaban sin haber ido a la escuela, y ojo, no digo que este mal, pero ese no es el camino que yo elegí para mi— Continua y sin poder evitarlo la tomo por la cintura. —Cairo— La llamo por primera vez por su nombre —¿Quién te hizo tanto daño?— Le pregunto fijando mis ojos en los suyos que me miran desafiantes.  —No te metas donde no debes, si quieres recuperar tu fortuna y que los acreedores no vayan a quitarte lo poco que te queda, te espero mañana en mi oficina para empezar con todo esto— Habla firme y me agarra las manos para que la suelte y sin decir nada más, se da la media vuelta para marcharse dejándome aquí con decenas de preguntas en mi cabeza. 
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