[OLIVIER] Sus besos con sabor a sal y odio no me rechazan, sino que me aceptan y sé que en ella hay un torbellino de emociones tratando de averiguar que le ocurre y yo no me quedo atrás. Esta mujer me va a volver loco, desde aquel momento que se apareció en mi oficina me ha inmerso en su mundo lleno de problemas y aquí estoy yo como si nada besándola y acorralándola contra este sofá mientras que sus manos se apoyan en mi pecho —Olivier, espera por favor… no puedo… no ahora— Me pide en un susurro y asiento. —Lo sé, perdón, es que no sé que haces conmigo que me pones así. Debería estar abrazándote, diciéndote cosas que te tranquilicen y en cambio estoy aquí tratando de no sé…— Hablo frustrado y paso mis manos por mi cabello. —Supongo que no hay una reacción correcta para lo que te acabo