CHISPAS DE CELOS

1136 Words
—James…. Estás solo?—James dio un paso atrás, el corazón latiéndole con fuerza mientras observaba a Celeste entrar con una confianza deslumbrante. Su cabello rubio caía en suaves ondas alrededor de su rostro, y su mirada había estado entrenada para buscarlo en cualquier rincón.—¿Dónde estás? —preguntó ella, su voz melodiosa pero cargada de insinuaciones—. Te estuve buscando. La incomodidad creció en el aire, y Electra sintió cómo la tensión se acumulaba en su pecho, las insinuaciones de esa mujer hacia James la enojaban en gran manera. Pero, no podía permitir que su presencia alterara todo lo que había construido. —Celeste, estoy... ocupado —respondió James, tratando de mantener su tono neutro mientras sus músculos se tensaban.— ¿Qué estás haciendo aqui, a estas horas? —¿Ocupado? —repitió ella, avanzando un paso más hacia él—. ¿Ocupado con qué? Siempre hay tiempo para nosotros. Y como mahoma no fue a la montaña, pues la montaña ha venido a mahoma. La mirada de James se endureció. Tenía que mantener la calma, pero la frustración burbujeaba en el ambiente, además sentia el enojo de Electra, y si ella salia y no controlaba esa furia todo se iria al diablo. —No es un buen momento, realmente. —Su voz sonó firme— te lo recompensare otro día, te parece? Celeste frunció el ceño, claramente confundida por la repentina frialdad de James. Los ojos de Electra ardían de desconfianza mientras la mujer examinaba la oficina, buscando alguna pista de lo que ocurría. —¿Más adelante? Que es lo que ocurre, James?—preguntó Celeste, echando un vistazo a toda la oficina El corazón de Electra se detuvo. No podía permitir que ella la viera, algo de ella no le gustaba y sentía además un fuego arder dentro de ella, estaba muy inquieta. Estaba segura de que se trataba de Fyre, pero , ¿por qué reaccionaba ante ella? —No hay nadie más aquí, solo trabajo pendiente —replicó James con una mirada encantadora al ver que Celeste buscaba algo mas en la oficina, se acercó a ella con una sonrisa de lado y una mirada penetrante volviendo la atmósfera entre ellos más electrizante — sabes? Siempre he creído que tienes un encanto especial, uno que no se encuentra en todos lados. Celeste sonrió, pero la chispa de desafío brilló en sus ojos.— en serio? Podemos hacer esto más interesante James, justo aquí. La ansiedad comenzó a apoderarse de Electra mientras la situación se sentia cada vez más tensa. No podía dejar que James se viera arrastrado a un conflicto con esa tal Celeste, por lo visto ellos se entendían muy bien. Quien estaba sobrando allí era ella. —podemos hacerlas más interesantes, de eso estoy seguro, pero, que tal si nos vemos en el lugar de siempre, ese que te gusta tanto?— necesitaba alejar a Celeste de allí, o Electra acabaría saliendo y posiblemente lo mataría a él y a ella también “” Maldición, esto se ha complicado demasiado “ pensó él —Y porqué no aquí?— Celeste estaba deseosa de que james la besara, se removia e insinuaba con su voluntuoso pecho que lo deseaba ahi mismo. Con un ligero movimiento, ella se acercó más, dejando que la cercanía electrizara el ambiente. James, sintiendo la presión de la situación, intentó mantener la compostura. —Celeste, no es un buen momento... —dijo, pero sus palabras perdieron fuerza mientras su mirada se encontraba con la de ella. —¿Por qué no? —ella lo interrumpió, inclinándose hacia él, su sonrisa provocadora iluminando la habitación—. Siempre hay tiempo para un poco de diversión, ¿no crees? El corazón de James latía con fuerza. Sabía que estaba flirteando con fuego, pero la forma en que Celeste se movía, tan segura de sí misma, lo desarmaba. Era hombre y era innegable la belleza y atractivo de Celeste. Pero de ninguna manera le haría esto a Electra. —Podemos hacer esto más interesante, aquí y ahora —dijo ella, acercándose lo suficiente como para que su perfume lo envolviera, mientras su mirada desafiaba a James a resistir. Electra, oculta en las sombras, sintió cómo la rabia y los celos burbujeaban en su interior. La seguridad que Celeste mostraba le resultaba intolerable. Podía sentir pequeños destellos de luz salir de sus manos, si no se controlaba las cosas se pondrían feas. Pero no entendía porqué razón su poder reaccionaba ante la presencia de esa mujer. —¿Y si hacemos esto de una manera diferente? —James propuso, su voz se volvió más baja, casi un susurro, tenia que apurarse y sacar a Celeste de la oficina —. Dime que no deseas esto tanto como yo. Celeste se rió suavemente, su tono juguetón—. ¿Dudas de mí? Sabes que siempre consigo lo que quiero. —Quizás deberíamos dejar que esto se desarrolle... —James se inclinó hacia ella, su aliento rozando su piel—. Pero recuerda, no hay segundas oportunidades en los juegos que jugamos. Electra, al borde de la desesperación, decidió actuar. Usó su magia para teletransportarse unos pasos más atrás, su corazón latiendo con furia, mientras observaba cómo James se rendía ante los encantos de Celeste. Si seguía viendo aquello, no dudaría en arrastrar a esa bruja por insinuarsele así a James, pero era más que obvio que entre ellos dos había algo, posiblemente era la pareja de James antes de ella aparecer así que en dado caso la intrusa allí era ella, no con la que se encontró ahora. —Me encanta cuando te pones así de dominante— dejo su cuello al aire con la intención de ser atendido — por lo tanto sabes que las cosas se hacen a mi modo, no al tuyo. Tendrás que esperar, Celeste— susurró cerca de sus labios, estremeciendo a Celeste quien sonrió y se alejo unos pasos —Bien James, esperaré. Pero será mejor que cumplas con lo prometido. Odio esperar. James sonrió sin moverse de su lugar— no te preocupes Celeste, pronto podrás quitarte todas esas ganas que guardas. —Bien, porqué últimamente me siento estresada por cierta persona que no encuentro y odiaria desquitarme contigo bombón — se acercó y lo beso en los labios y salió de la oficina, no sin antes dar una última mirada hacia unos de los rincones donde reinaba la oscuridad, dedicandole una sonrisa calgada de malicia. Electra salió de su escondite y no dejó de mirar hacia la puerta con cierto temor, la mirada de esa mujer era aterradora, en ella había un tic de advertencia. De ella no le gustaba nada y juraba que antes la había visto o le sonaba de algo, pero de donde?

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