Hacia una semana que aquella reunión había ocurrido, todos los patriarcas de las importantes familias se comportaban extraños desde entonces, incluso el padre de aquel altivo e imponente peliplata, su fría mirada celeste, tan profunda y llena de astucia, se clavaba en la figura de una hermosa azabache que caminaba y charlaba amenamente con su hermano menor, el orgulloso William Billinghurst no dejaría cabos sueltos, resolvería aquel misterio que parecía empezarlos a envolver, el sería el ganador de todo lo que se proponía. Decidió a enfrentar a su padre ese mismo día, el adonis de hermosos ojos de hielo, se retiró de aquella universidad, dedicando una última mirada a la piel nívea que se le había metido bajo la piel, Jeanne Jhonson era una mujer digna de él, hermosa y honorable, inteligen