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1101 Words
―Lo único que podemos hacer es seguir adelante. Le pido a la vida con todo mi corazón que no tenga que encontrarme nuevamente con alguien como él. Pero si llegara a suceder, estoy segura de que le gritaría sus verdades en la cara y le reclamaría por todo lo que pasó―, se prometió a sí misma. ―Sería bueno que tarde o temprano él aparezca en tu vida para que puedas decirle todo―, sugirió. ―Sí, eso es justo lo que haré―, asintió ella. ―Pero mientras tanto, espero no tener que encontrármelo nunca más. ―Sí, es mejor pensar así. Sabes que si necesitas ayuda, puedes contar conmigo―, le aseguró nuevamente, dejando en claro que estaba dispuesta a apoyarla en situaciones difíciles. Aunque agradecía su amable actitud, ella sabía que también tenía sus propias necesidades económicas, por lo que descartó la posibilidad de pedirle dinero en algún momento. Sin embargo, para no hacerla sentir mal en ese momento, le dijo que apreciaba todo su apoyo y que sin duda la llamaría si se encontraba en una situación desesperada. Pero en realidad, no tenía intención alguna de hacerlo. ―Gracias, haré eso. Que tengas un buen día―, se despidió. ―Igual para ti―, respondió. Finalmente, la llamada terminó y Elizabeth comenzó a prepararse para hacer las tareas del hogar. Quería terminar antes de la llegada de Coral de la escuela. Sin embargo, al mediodía aún estaba aspirando las alfombras del salón y no había tenido tiempo de preparar el almuerzo para su hermana, quien como de costumbre tenía un apetito voraz. ―Lo siento, el tiempo se me ha pasado volando. ¿Podrías prepararte algo tú misma?― se disculpó. ―Sí, me gusta cocinar, solo que tú nunca me dejas hacerlo―, respondió Coral. Coral también preparó comida para ella misma. Aquel martes era el segundo día más difícil hasta ahora, cada segundo era realmente complicado. Era urgente para ella encontrar un trabajo pronto para solucionar todos los problemas económicos que tenían en ese momento. Sus ahorros se estaban agotando y tristemente ya no sabía qué hacer. —¿Por qué no estás comiendo? —preguntó, mirándola con cierta preocupación al verla distraída en algún punto de la cocina, sin comer apenas nada. Elizabeth, al darse cuenta de que su hermana se había dado cuenta de su estado de preocupación, decidió disimular rápidamente antes de levantar más sospechas. A decir verdad, no tenía apetito porque su cabeza estaba llena de angustias. Sentía que en cualquier momento no podría soportar guardar más tiempo en secreto que había perdido su trabajo y terminaría contándole todo a su hermana. Sin embargo, no lo haría porque no quería preocuparla aún más. —Quizás no tengo mucho apetito porque desayuné tarde. —Bueno, ¿no tienes que ir a trabajar estos días? —preguntó, esbozando una sonrisa contenta de encontrar a su hermana en casa y no trabajando por la noche. Para la joven, era extraño que tuviera algo similar a unas vacaciones de su exigente trabajo en el prestigioso restaurante. —Sí, ya te dije que no tengo que ir a trabajar estos días en el restaurante. De hecho, estoy pensando en buscar otro empleo —reveló, como una forma de ocultar la verdad y tener una buena razón para explicar por qué ya no estaría en el restaurante trabajando. Su hermana abrió los ojos sorprendida, no podía creer que su hermana renunciara tan repentinamente a un trabajo que ofrecía muchos beneficios y una buena remuneración, gracias a eso habían conseguido muchas cosas. Le parecía extraño que de la noche a la mañana ella quisiera dejar el restaurante para buscar otro empleo. La única razón por la que podría tomar una decisión tan drástica podría ser que ya no le funcionaba trabajar allí debido al agotador horario, por lo que era posible que todo estuviera relacionado con su horario extenuante que la dejaba exhausta. Si ese era el motivo, la entendía perfectamente y esperaba que encontrara otro lugar que se adecuara a ella. —Bueno, ¿puedo saber por qué ya no vas a trabajar en el restaurante? Sé que el sueldo es bueno, aunque me siento mal de que tengas que trabajar tanto —dijo, sintiéndose un poco triste. Elizabeth le regaló una sonrisa y tomó su mano sobre la mesa para luego acariciarla sutilmente y transmitirle tranquilidad, además de que no debía preocuparse y que lo que estaba haciendo era para asegurar un mejor futuro. De hecho, Elizabeth estaba decidida a interpretar su papel de hermana mayor y protegerla hasta el final. —Está bien, como sabes, en el restaurante me exigen mucho y tengo que trabajar muy duro. Pero sé que todo el esfuerzo vale la pena porque recibo un buen salario. Sin embargo, quiero encontrar un lugar donde realmente me sienta más cómoda. No tienes de qué preocuparte, me encargaré de todo y estoy segura de que cuando deje el restaurante encontraré el lugar que quiero o algo similar —le volvió a sonreír. —Me gustaría poder quedarme tranquila, pero no puedo hacerlo sabiendo que te esfuerzas tanto para darme lo mejor y eso te agota. Quiero que cumplas tus sueños y que no solo te desvivas por mí —le confesó, haciendo un puchero. Coral comenzaba a sentirse como una carga para su hermana mayor. Elizabeth siempre se había preocupado mucho por ella y trabajaba arduamente para darle todo lo que necesitaba. La joven quería devolverle todo eso. Solo así se sentiría una mejor persona. —Bueno, precisamente por eso te repito que lo mejor que puedes hacer ahora es seguir esforzándote en tus estudios y más adelante podrás ayudarme si tanto lo deseas. Por ahora, debes vivir cada momento de tu vida y disfrutar. Sinceramente, tengo la ligera sensación de que lo mejor está por venir. —Tal vez tengas razón o tal vez soy demasiado positiva. —Me parece extraño escucharte decir eso. Siempre has sido una chica bastante positiva y ahora que yo intento serlo, no piensas lo mismo —le comentó. —No, no soy negativa y tampoco me considero alguien muy positiva. Solo quiero mantener los pies en la tierra y no hacerme falsas expectativas. Elizabeth suspiró profundamente antes de lavar el tenedor en el puré de papa que había preparado. Coral la observó mientras lo hacía. —Quizás podríamos salir a tomar un poco de aire más tarde, ¿quieres venir conmigo o tienes muchas cosas por hacer? —preguntó. La joven volvió a sacar el labio inferior.
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