Elizabeth finalmente había llegado al lugar donde obtendría más información sobre la oferta que le hizo el desconocido en el mercado. A medida que se acercaba al lujoso edificio, sentía cierto temor y suspense que la hacía caminar con inseguridad. Dentro del edificio, se sintió perdida y decidió acercarse a una joven para pedir indicaciones. —Hola, soy Elizabeth. He venido porque quedé en encontrarme con el señor... —saludó a la mujer, pero se dio cuenta de que había olvidado el nombre del hombre. Confundida, esperó a que la mujer hablara primero. —¿Estás buscando al señor Thomson? —preguntó la mujer. —No, en realidad recordé. Estoy buscando a Tony Benson —respondió Elizabeth. La expresión de la mujer cambió levemente al escuchar el nombre de Tony Benson, pero pronto lo olvidó y esperó