Allison Los días siguientes fueron tranquilos en el buen sentido, apenas vi a Edward después de nuestra primera mañana en su casa, pero todos los días cuando me levantaba y bajaba a la cocina, me encontraba con un desayuno preparado para mí. La verdad era que, me sentía algo aliviada de que no estuviera mucho por aquí, no sabía cómo reaccionar ante las pequeñas cosas que hacía por mí porque, para él, eso podía ser algo pequeño, cosas insignificantes. Pero para mí, una persona a la que habían echado de casa y de su familia cuando apenas era una adulta, eran gestos enormes. Sin embargo, la nota que me dejó esta mañana decía que mi indulto llegaba a su fin. Allison, El café está en la nevera, dejé también un pan de chocolate, vi que te gustaron mucho la última vez que traje. ¿Te gusta