Abro mis ojos y una gran sonrisa aparece en mi rostro, cuántas veces desee despertar así, al lado de la mujer de mi vida, durante estos dos años me ha hecho tanta falta. Anoche cuando me miraba es como si ella me reconociera, como si estuviera con mi Montse y ella nunca se hubiera ido o mejor dicho no hubiera dejado que la arrancaran de mí, de nuestros hijos, hablando de eso tengo algo que hacer antes de volver. Me levanto despacio, y sin hacer el menor ruido, me dirijo afuera de la habitación, busco mi celular y lo encuentro en la mesa, sonrío al recordar, cómo después de la segunda vez que hicimos el amor nos dio hambre y después de cenar lo volvimos hacer en esta mesa. Marco el número de mi amigo Eric y lo llamo. —Al fín — contesta después del segundo tono. —Deja el drama que para