Tres meses, tres malditos meses y nada de mi mujer, ¿Cómo es posible? He estado viviendo un infierno, he llorado tanto, nunca había sentido tanto dolor, me siento incompleto, desolado. ¿Qué haré si no regresa? No me enseñaste a vivir sin ti cariño, desde que entraste a mi vida fue para darle vida, para hacerme vivir cada segundo, pero eso cambió desde que no estás a mi lado, estoy solo, frustrado y muerto en vida.
Vale y Thiago no han dejado de preguntar por su mami, y yo no sabía qué decirles, mi madre me aconsejó que les dijera que estaba estaba en un hospital por los bebés y que no podíamos verla, pero no podía mentirles de esa manera, su mamá no iba a estar embarazada toda la vida, ya Thiago tiene 10 años, y aunque todavía es un niño se que tiene la capacidad para entender, por lo que preferí hablarles con la verdad, mis bebés lloraron a mares, yo estuve con ellos, dormía con ellos, siempre los escuchaba orar y pedir por su mami y siguen haciéndolo.
Mis bebés pronto nacerán y no podré verlos si no han aparecido, mis lágrimas salen sin control, no quiero que nada les pase, Montse, mi amor regresa a mi, devuélvele la luz a mi vida, si no apareces me volveré loco, porque si no fuera por los niños, hace mucho me hubiera hundido.
Hemos buscado por todo lado, y es como si se la hubiera tragado la tierra, los aeropuertos de todos los países tienen foto de Montserrat, incluso fuimos alertados de tres lugares donde supuestamente vieron a Montserrat, y fue en Londres, Los Ángeles, y Alemania, fueron muchas personas las que contrate para que buscaran en esos países y nada, pero te encontraré, así se me vaya la vida en eso te encontraré amor mío.
Unos golpes a la puerta me sacan de mis pensamientos, me limpio las lágrimas y digo pase, entra Camila espléndida como siempre, pero no estoy de ánimos para escuchar sus estupideces como siempre.
—Hay hermano, ¿Piensas seguir así? Tú estás sufriendo y ella tal vez los haya abandonado, ¿No lo has pensado?
—Basta Camila, si viniste para eso puedes irte por donde viniste.
—No, Gabriel eres mi hermano, te amo, incluso a tus hijos, porque sabes que a Vale la adoro y a Thiago ni se diga. No puedes seguir así, ¿Qué pasa si no vuelve?, tienes una vida, y unos hijos por quienes tienes que salir adelante. Se que no te gusta que hable mal de ella, pero estoy muy segura que ella los dejó.
—¿Por qué crees semejante estupidez?
—¿Por qué? Justamente Gerardo desapareció hace tres meses.
Abro los ojos como platos, soy un estúpido ¿y sí el se la llevó?.
—¿Cómo que desapareció hace tres meses?
—Porque me dijo que al fin sería feliz con el amor de su vida, que serían felices, y que ella por fin lo había escogido.
—No, eso no es verdad, mi Montse no sería capaz, además vamos a ser padres, no Camila, no, lo siento pero no puedo, ni quiero creerte.
—Pues es una lástima Gabriel, pero con el pasar del tiempo te vas a dar cuenta, si no aparece muerta, es porque está viva y si lo está, pues simplemente te engaño y te dejo por otro. Ella nunca me cayó bien y lo sabes, las mujeres como ella solo buscan dinero. — Lágrimas salen sin parar de mis ojos sin permiso — Te amo Gabriel pero es mejor hablarte con la verdad, ella los dejó, los abandonó porque no les importaba. Ahora te dejo y piensa bien las cosas.
Camila se da vuelta, y abre la puerta para salir, pero se tiene de golpe, se gira hacia mí y me dice “Lo siento”, miro hacia donde ella dirige su mirada y observo a los niños llorando, Camila les besa su cabeza a cada uno y se va. Yo extiendo mis brazos hacia ellos y no tardan en venir corriendo hacia mí.
—¿Es cierto lo que dijo la tía papi?, ¿Mami nos abandonó? —dice Vale llorando y con tanto dolor que me parte el alma.
—No mi amor, eso no es verdad, lo que pasa es que tía nunca se llevó bien con mamá y pues por eso piensa esas cosas, pero tú bien sabes que mamita nunca haría algo así. — ellos asienten. Los llevó a la cocina para que kika les de una merienda y yo vuelvo al estudio.
Pienso en lo que me dijo Camila, y me niego a creerlo, no puede ser verdad, Montserrat no sería capaz, aunque no puedo negar que Camila dejó sembrar una pequeña duda en mí, ay Dios, ¿Qué voy hacer?
(…)
Un año y ocho meses han pasado desde que Montse desapareció, no volví a sonreír a menos que esté con mis hijos, me aferre a ellos y a mi trabajo.
Trabajo horas extra, no he dejado de buscarla, pero cada vez que Camila me habla, de lo que pudo haber hecho Montserrat, ha hecho que crezca más mi duda, ¿Será que si nos abandonó? ¿Será que mi princesa en verdad nunca me quiso?
Pienso en mis melliz y me invade una profunda tristeza, si están vivos ahorita estarían cumpliendo 1 y 3 meses ¿Estarán vivos? Y si es así ¿Porqué no volvieron? ¿En qué condiciones se encontrarán? — tocan a la puerta y hago como si estuviera revisando unos papeles.
—Pase — digo serio.
—¡Hola guapo!, ¿Cómo estás? — Jessica asoma su cabeza al abrir un poco la puerta. —¿Estás ocupado?
—¡Hola Jess!, pasa, siempre tengo tiempo para ti.
—Me alegra escuchar eso, te traje la invitación de mi boda.
—¿Cuándo es?
—Será en dos meses más o menos. Y no acepto una negativa.
—Está Bien, me alegro por ti. — y es verdad, Jessica ha sido una gran amiga de un año para acá, me ha pedido perdón de todas las maneras posibles, ya que se siente culpable, por lo que pasó con Montse. Y cuando la disculpe volvió a la empresa, visita a mis hijos, los saca a pasear ella y Ronald su futuro marido han sido un gran apoyo.
—¿Sigues pensando en que te pudo haber engañado?
—Si te soy sincero sí, bueno no sé, es complicado, una parte de mi piensa que lo que dice Camila es cierto ¿Y si Montserrat si me engaño?
—Yo no lo creo así, a kilómetros se notaba como se amaban, algo tuvo que haber pasado Gabriel, no pierdas las esperanzas.
—Trato Jess, te juro que trato, pero no sabes el infierno que he estado pasando desde que me dijeron que estaba secuestrada, y el que no aparezca, me pone peor, ¿Porque no ha vuelto a mi? ¿Con sus hijos? ¿No nos extraña? Y mis melliz ¿cómo estarán?, son tantas las preguntas que tengo y tan pocas respuestas, y siento tanto dolor y desesperación que ya no puedo más, no puedo.
—No puedo imaginar el dolor que estás pasando, solo te puedo decir que no te rindas nunca. Y cambiando de tema ¿Abrirás siempre el nuevo banco?
—Si, empezaré el proyecto cuanto antes, necesito al mejor arquitecto que haya en todo el país o incluso del mundo, y que no sea como el inútil que dejó el trabajo votado.
—Ok, trataré de conseguirte el mejor, también le diré a Lucía.
—¡Me parece perfecto Gracias!
—Iré a almorzar algo, al nuevo restaurante, que está como a 10 minutos de aquí, ¿Quieres ir?
—No, no tengo hambre, además tengo mucho trabajo.
—Está bien, hasta luego guapo. — me tira un beso sale y se va. Miro la foto que tengo en mi escritorio.
¿Te encontraré algún día?
PV JESSICA
Me duele ver a Gabriel tan destrozado, y lleno de tanto dolor, es increíble el amor tan grande que siente por Montserrat, ver tanto dolor en esa mirada no me permite decirle la verdad, creo que se enojaria conmigo si le digo porque me acerqué a él al principio, pero es que Camila no me dejaba en paz, ella quería a toda costa que lo amarrara, pero en mi vida y corazón ya hay dueño, y no podía estar con alguien a quien no amo.
Cuando ya he visto lo que quiero comer se lo pido al camarero, se va mientras yo observo detalladamente el menú de los postres en eso alguien choca con mi mesa.
—¡Mierda! — La voz de una mujer llega a mis oídos, levanto mi mirada y me quedo congelada.
—¡No puede ser! — es lo único que sale de mi boca.
—Disculpa, no vi por dónde iba. — ¿Pero ella? ¡No puede ser verdad!
—¡¿Montserrat?!
—Si, ¿La conozco? —frunzo el ceño, ¿Me está cargando?
—Sí, bueno masomenos, la verdad nunca nos tratamos, además cuando te conocí eras castaña no rubia.
Ahora la que frunce el ceño es ella.
—¿Tú me conoces desde hace mucho? —dice algo ansiosa y viendo para todos lados.
—Sí, ¿No te acuerdas de mí?
Agachó su cabeza, y después de unos segundos la levantó y en su mirada vi dolor.
—No, no me acuerdo de nada.
—¿Qué quieres decir?
—Perdí la memoria hace casi dos años, en un accidente de auto. —instintivamente mi mano se va a mi boca tapando un jadeo. —Pero no puedo quedarme hablando contigo, porque mi esposo se enojara, no le gusta que hable con desconocidos, por lo que me pasó.
—¡ESPOSO! —digo casi gritando
—Si, él no quería que volviéramos, pero le rogué hasta que accedió, pero en fin me voy. —no, no puede irse tengo que averiguar más.
—¿Espera trabajas aquí?
—Si, bueno esto es mío, lo compré, lo diseñe más moderno, y pues lo puse a funcionar. —dice con una sonrisa, pero en sus ojos puedo notar que no brillan como cuando Gabriel me la presentó.
—¿Tu lo diseñaste?
—Si, soy arquitecta y diseñadora a medias, llevo mi carrera por la mitad.
—Esto es perfecto, mi jefe está ocupando uno, ¿te gustaría entrar en el proyecto?
—No lo sé.
—Mira, toma mi tarjeta personal, nos vemos mañana a las 2 de la tarde en el Starbucks que hay a tres cuadras de aquí, llamame para confirmar.
—Está bien, así será, ahora me voy.
Observo cómo se marcha a una oficina, Dios por eso no regresó, pero ¿Esposo? ¿Será que se enamoró otra vez? ¿Debería decirle a Gabriel? Ya que si ella es feliz como se encuentra en estos momentos, Gabriel si moriría de tristeza. ¿Qué voy hacer?
Mi almuerzo casi quedó intacto, mi hambre se fue, antes de salir del restaurante me devuelvo para darle propina al camarero, en eso entra un hombre algo “elegante”, que se dirigió a la oficina donde entró Montserrat, no sin antes darle un pequeño vistazo al lugar, de inmediato me volví y le entregué la propina al camarero.
Ese hombre yo lo conozco, ¿Pero donde lo he visto? Y en eso recuerdo de donde. ¡NO PUEDE SER ÉL!