Vamos de camino a mi casa, Gabriel va serio e ido en sus pensamientos, desde que le mencioné a Gustavo, su sonrisa desapareció, ¿Tendrá celos? —Amor, ¿Qué tienes? — sonríe y ese simple gesto me llena el alma. —Me encanta que me digas amor, y no tengo nada — vuelve a ponerse serio, yo resopló y pongo los ojos en blanco. —Gabriel perdí la memoria, pero no perdí el sexto sentido que tienen las mujeres, y además no soy estúpida , sé que tienes algo ¿Podrías decírmelo?, ¿O no confías en mí? — el auto se detiene cuando llegamos a mi casa. —Se que las mujeres nunca pierden su sexto sentido, y también sé que no eres una estúpida, nunca lo has sido, y yo no lo he dicho, y claro que confió en ti, eres la persona en la que más confió en este mundo, tanto que te entregue mi corazón, así que deja