Aaron frunció el ceño y estabilizó a Sasha. Tessa no parecía ella misma y la preocupación lo invadió mientras se preguntaba si algo malo había sucedido.
Por alguna razón, a Aaron se le hizo un nudo en el estómago. Un mal presentimiento se apoderó de él cuando se acercó a ella.
Sus cejas se arrugaron con preocupación. —Tessa, ¿qué pasa? —preguntó.
Sin embargo, Tessa no tenía ganas de hablar con él. Extendió los brazos y llamó a sus hijos.
—Roben, Wini, Nahir, vámonos a casa.
Wini se aferró a los pantalones de su padre, su labio inferior tembló cuando se negó:
—Todavía estoy jugando con papá.
El corazón de Tessa se apretó. Los niños se habían acostumbrado a Aaron. Estarían desconsolados si ella le impidiera verlos.
Se tragó el nudo que tenía en la garganta y propuso: —Vamos a tomar
