Dispuesto a todo… La docilidad de Stéphane y lo agradable que resultaba ser hacía que me cegara, siempre estuve hablando de que “hicieran caso a su corazón” éste era el consejo que le brindaba a las parejas que acudían a consultarme el interés de contraer matrimonio. Muchos llegaban a su ansiada boda, pero otros no lo hacían porque no era lo que deseaban... Toda la mañana estuve pensando en ella. Cuando llegó a nuestra segunda reunión y lucia tan fresca no pude aguantar las ganas de hacerle saber lo interesado qué estaba y le besé. Sabía que ese beso podía traer grandes reprimendas si Stéphane decidía quejarse con el padre Fuenmayor. Pero no podía mentir, eso era lo que estaba sintiendo en ese momento, además cada vez que estoy recostado en mi cama y cierro los ojos siento como un remo