MESES ANTES Manuel Clark pasó las manos por su cabello blanco gracias a las canas producto de la edad. Sofía no pasó desapercibido el hecho de que aquel hombre estaba tenso. —¿Todo bien, señor Clark? —preguntó. —¿Algún día me llamaras solo Manuel? —No lo creo —respondió en medio de una sonrisa —. Es una forma de mostrarle mi respeto. —Confío en ti hasta con mis ojos cerrados. Creo que incluso en algunas ocasiones confío más en ti que en mi propia familia —señaló, Sofía sonrió aún más grande.. —Y por esa razón usted siempre será el señor Clark, mi confianza en usted es mucho más grande y no hablemos de mi agradecimiento, sabe que lo estimo bastante. —Y yo a ti, Sofía. —Si confía tanto en mi como dice, entonces dígame qué le preocupa. Manuel retiró de su rostro las monturas d