Pasaron varios meses, Lourdes y yo seguimos manteniendo una relación en secreto de su padre, inventábamos cualquier excusa para poder vernos, solíamos escaparnos de clases o en las noches mientras su padre dormía. estábamos a una semana de la graduación, ya por fin estaba por llegar un día muy esperado para nosotros, estuvimos durante un par de meses realizando recolectas para una fiesta de graduación. La mayoría de mis compañeros y yo habíamos sido aceptados en la universidad... Sentía una gran pasión por la arquitectura y los diseños de construcciones por lo que mi sueño desde niño fue estudiar Arquitectura, también era el sueño de Maya como nunca la volví ver quizás cambio de planes. A Lourdes le encantaban los números por lo que decidió estudiar administración igual que Antonio y Geo, lo bueno era que aunque estuviéramos en carreras universitarias diferentes íbamos a estar en la misma universidad.
llego el día tan esperado y por supuesto ese día iba a ver después de tanto tiempo al padre de Lourdes, esperando que ese encuentro sea mejor que el anterior, pues para el nosotros ya no teníamos nada. —mi amor alístate rápido o de lo contrario llegaremos tarde a tu graduación —grito mi madre desde la sala
Todos corríamos por la casa tratando de ubicar la ropa y lo que nos hacia falta, pues se nos había hecho tarde comprando unas cosas en el supermercado para la fiesta, por fin logramos salir de la casa, yo había aprovechado de comprarle a Lourdes una pulcera de oro diseñada en forma de flores, como un recuerdo de lo que ella significaba para mi, una hermosa flor.
Al llegar la vi sentada junto a su padre, estaba mas hermosa que nunca, su larga cabellera azabache resaltaba en aquel vestido rojo con grandes aretes. Al notar que la vi nos sonreímos a la vez, su padre quien estaba observando todo, se dio cuenta y voltio a verla con cara de molesto. No quería echarle a perder el día a ella pero si quería dejarle claro a el que a pesar de todo lo que hizo para que nosotros no estuviéramos juntos nada de eso había logrado separarnos, pues habíamos logrado superar todas esas adversidades, ahora mas que estábamos a punto de cumplir la mayoría de edad. A pesar de ser muy joven me considero una persona maduro, mis padres han desarrollado en mi un sin fin de conocimientos, por un lado mi madre con su amor y su entendimiento siendo una gran amiga y confidente en mis días malos y mi padre que aun siendo militar me a llevado por los parámetros de la honestidad y el respeto. Ya sabia lo que quería en mi vida y era ser arquitecto, tener un buen trabajo, casarme y construir un hogar, ademas de viajar por el mundo.
Comenzó el acto de entrega de medallas y titulo, todo marchaba muy bien yo estaba buscando el momento para entregarle a Lourdes el detalle que le había comprado. No fue sino hasta la foto grupal cuando me le pude acercar, al verla no perdí la oportunidad de abrazarla y felicitarla por la meta alcanzada igual ella a mi, saque de mi bolsillo el detalle y lo puse en una de sus manos, su padre quien miraba desde lejos lo que estaba sucediendo no pudo pasar hasta donde estábamos para impedir lo que estaba mirando. Al regresar hasta donde el estaba vi que le dijo algo de mala manera, —este señor no respeta ni porque estemos en la graduación —pensé
Al terminar el acto de graduación nos dirigimos al lugar donde sería la fiesta. Pasaron un par de horas para darme cuenta que Lourdes no vendría. Su padre de seguro la volvió a castigar por vernos juntos y no la trajo a la fiesta. No verla junto al resto de los compañeros disfrutando me hizo poner triste no entendía como pudo hacerle eso a su hija sabiendo que era su fiesta y la despedida de la escuela para darnos pasó a la Universidad. El señor ante la sociedad se ve inofensivo pero como dicen no todo lo que brilla es oro y el era una prueba de eso.
La tristeza de no verla allí me dominó el cuerpo ya no me sentía bien. —¿estas triste porque tu novia no está aquí cierto? —me pregunto.
—pues si mamá para que negarlo, El papá de ella es muy difícil y no entiende nuestro amor. En este momento ella debe estar pasándola mal y no es justo que yo este aquí disfrutando, no lo veo bien, si te soy sincero prefiero que nos vayamos, quiero ir a su casa hablar con su padre, creo que a llegado el momento no es justo que la haya castigado con no traerla hasta aquí después de tanto esperar está fiesta —contesté
—bueno hijo sino te sientes bien no tengo problema en irnos, estamos aquí por ti, se ve que la quieres mucho, pero si vas a ir a hablar con ese señor nosotros te acompañamos y esperamos afuera —
Mi madre siempre tan consentidora en todo lo que quería. —Ese señor se ve que encierra algo su mirada no es muy buena, mi experiencia como militar me lo dice, es mejor cono dice tu madre acompañarte y esperar afuera —dijo mi padre.
Me despedí de los compañeros y los profesores y me fui a casa de Lourdes. Al llegar mi padre estaciono el vehículo al frente de la casa. Les pedí que no salieran por nada y dejarán que resolviera los problemas por mi cuenta.
Al caminar hasta la puerta de la casa vi a Lourdes asomarse por la ventana de su cuarto tratando de impedir que tocará la puerta para hablar con su padre. —¡No lo hagas vas a empeorar las cosas! —grito
—¡lo siento mi amor debo hacerlo es por nuestro bien! no le tengo miedo. Nada malo va a pasar. Quédate tranquila —le contesté. Ella igual no paraba de gritar tratando de convencerme que no lo hiciera desde su ventana, le pedi disculpas y comencé a tocar la puerta, volteo la mirada al auto y vi que los padres me observaban desde adentro, toque una y otra vez hasta que abrió la puerta.
—¿Que haces tu Aquí? —pregunto
—señor e venido de buenas maneras a hablar con usted y pedirle que me deje visitar a su hija, mis intenciones con ella son sinceras, no le haría daño —le dije
No termine de hablar y me interrumpió.
—¡fuera de mi casa! ella no va a ser para ti. ¿Cómo te atreves a venir hasta acá? No eres nadie y no tienes nada que ofrecerle. Dedicate a lo que debes hacer que es estudiar y no la molestes más
—me gritó
—¡se equivoca! soy de buena posición economica y de buenos principios, quizás ahora no tenga una carrera universitaria pero la tendré y cuando ese dia llegue vendré otra vez hasta aqui para demostrarle que si es cierto lo que le digo —contesté
—lárgate de aquí, sino llamaré a la policía —me dijo
—¡no hace falta que llame a nadie yo ya me voy!. Y si la llama y vienen creo que al que menos que se van a llevar es a mi. Usted está maltratando y secuestrando a su hija dejando en ella daños psicológicos —le dije y me marché
Mi padre quien observaba todo desde el auto al ver la actitud del señor se bajó del auto y me esperaba en toda la entrada a la casa. Estaba preocupado que me hiciera algo.
Subi al auto, estaba enfadado y a la vez tranquilo pues ya había ido a hablar con el y decirle lo que quería desde hace mucho tiempo. Que no me aceptará era otra cosa. El problema no era yo. Cualquier hombre que se acercará a su hija igual iba a reaccionar de la misma manera. El no aceptaba ni iba a aceptar que su niña había crecido y se habia enamorado algo que es normal entre los seres humanos y más a esta edad.
Continúe viéndome con ella como lo estábamos haciendo pero está vez sólo en las noches. Ya la escuela había terminado y estábamos próximos a ingresar a la Universidad en un par de meses, lo haríamos en la misma casa de estudio pero en distintas carreras. Estábamos muy ansiosos de comenzar.
Llego el día de mi cumpleaños, mis padres me organizaron una fiesta sorpresa y habían invitado a la gran mayoría de los compañeros de clases de la escuela. Por supuesto que menos Lourdes. Ese día celebraba mi mayoría de edad. Se me abría las puertas a un nuevo mundo con nuevas cosas para hacer que antes no podía, como manejar sin un representante y poder estar en cualquier lugar sin importar la hora, así como trabajar, entre otras cosas.
Una noche mientras estaba con Lourdes me comento que había escuchado una conversación de su padre vía telefónica en donde le decía a alguien que lo habían engañado y que no era su hija. Pero ella no alcanzó a escuchar si era su hermana o ella. Esa llamada nos puso a pensar, si será por ese motivo que la trataba de esa manera. Era algo que debíamos investigar de algún modo. El día del cumpleaños de Lourdes no pude verla pues su padre estaba tomando y nos podía ver. Al otro día le compre un detalle con sus chocolates favoritos y un pastel pero quería sorprenderle así que decidí alquilar una habitación en un hotel cercano, fui en el día y decore el lugar con muchas flores y globos en la cama. Desde aquella vez que tuvimos intimidad en el lago no habíamos vuelto a tener relaciones por lo que quería que todo saliera bien y pasar un grato momento juntos.
Fui la busque como de costumbre y la lleve al lugar, al abrír la puerta se sorprendió muchísimo, su cara era de felicidad. inmediatamente me abrazo y un par de lágrimas rodaron por sus mejillas. —Mi amor que bello lugar, primera vez en mi vida que me hacen algo tan bonito. nunca e celebrado un cumpleaños, esos días han sido normales para mi. Mi padre nunca se a preocupado por hacerme un detalle —me dijo mientras tomaba una de las rosas puestas en un arreglo que adornaba la mesa.
—¡No sabía como sorprenderte hasta que se me ocurrió esto! que bueno que te guste lo hice con mucho amor para ti, vine en la mañana a decorarlo. Toma esto es para ti. ¡abrelo! espero te guste —le dije.
dentro de la caja que le entregue estaba un teléfono. Nunca había tenido uno. Así poder estar comunicados y saber de cada uno en cualquier momento del día. Ella quedó fascinada con el regalo. Me dijo que lo tendría en silencio y escondido para que su padre no se lo quitará. En la mesa junto al arreglo de flores estaba un pastel. Le dije para cantar cumpleaños y así lo hicimos pasamos un momento agradable y diferente. Una vez disfrutado del pastel y estando sentados en la cama comenzamos a jugar echandonos crema pastelera en la cara y partes del cuerpo. Sin darnos cuenta nos estábamos besando, le quite su blusa y acaricie su suave piel con mis manos, me quite mi camisa y me avalance sobre ella en la cama, nos besamos mucho, pase mis labios por su vientre mientras quitaba el broche de su pantalón, su piel estaba caliente, su cuerpo me enloquecia, su fragancia estaba impregnada en mi nariz. Hicimos el amor bien sentido y placentero, debore cada centímetro de su piel con mis manos y mi boca. Mientras lo hacía podía sentir que le encantaba como la estaba haciendo sentir. De pronto comenzó a reírse, mi aliento en sus caderas le ocasionaba cosquillas. Realmente la pasamos muy bien, una noche que sin duda no olvidaremos. Con ella estaba comenzando a experimentar los sentimientos más bonitos que había podido sentir antes, me encantaba estar con ella y a ella conmigo. Lo único que nos faltaba para ser felices era que su padre aceptará la relación. En el camino a casa le dije que en la próxima salida la llevaría a mi casa a conocer a mis padres. —Gracias por este grandioso día mi amor, me encantó la pase muy bien, gracias por cada uno de los detalles. recuerda que mantendré el teléfono en silencio para que no se de cuenta —me dijo antes de bajarse del auto. La acompañe hasta que se metió en su habitación. De tantos escapes nocturnos ya estaba experta entrando y saliendo por la ventana de su habitación sin ser descubiertos.
Esa semana estuvimos conversando por medio de mensajes de texto y llamadas nocturnas, amaneciamos sólo escribiendonos. En una de esas noches le dije que iría por ella la noche siguiente para traerla a mi casa como le prometí la última vez que nos vimos.
Esa noche mi madre preparó una rica comida al horno, que consistía en pollo con vegetales y de postre una torta de chocolate que ella misma había horneado. Al llegar a casa con ella se la presente a mis padres —mucho gusto Lourdes, eres bienvenida a nuestra casa George nos a hablado muy bien de ti, soy testigo de lo mucho que te quiere — le dijo mi madre.
—Estas en tu casa, puedes sentarte, tu padre no vendrá hasta aquí está noche —dijo mi padre mientras sonreía
—¡ni lo diga! muchas gracias por su cariño y atención. George me ha hablado también muy bien de ustedes dos. Se ve que se llevan todos muy bien. Me hubiese encantado tener unos padres como ustedes —contestó Lourdes
—lamento que no hayas podido compartir bien con tu madre y te haya abandonado. La vida no siempre es como uno quiere. Mi padre por ejemplo no me abandono pero si murió cuando a penas tenía tres años de edad. Imposible recordar como era pues era muy niño. Imagino como te sientes. A parte tu padre no te trata con cariño y es lo más triste. Ya pronto las cosas mejorarán para ti al graduarte en la Universidad podrás tener un buen trabajo y dejar de depender económicamente de el —contestó mi padre.
—¡bueno ya no hablemos de momentos tristes! Vamos a comer que ya tengo hambre —les dije
Nunca falta en una cena familiar que una madre o un padre no cuente anécdotas de la infancia. Pues está no fue la excepción. —¡Oye George! ¿te acuerdas de Maya? aquella niña por la que no dormías y estabas muy pendiente y por la que una vez me dijiste que no te ibas a enamorar más de otra mujer y ahora ya vez. Lourdes llegó a tu vida a cambiartela por completo. Me encanta verte así de feliz hijo. Quiero verlos siempre así disfruten sanamente de su juventud —dijo mi madre
—¿Maya? nunca me habías hablado de ella... —dijo Lourdes mientras me veía con una sonrisa picara
—¡Mi madre siempre con sus cosas! Ella fue una amiga de la infancia con la que solía jugar los fines de semana pero de pronto desapareció y no supe más ni de sus padres ni de ella —contesté
—No te preocupes por eso. Lo cuento como anécdota. Pues el lloraba por esa niña por todas las esquinas de la casa. Eso fue hace muchos años. ¿ que te pareció la cena? —pregunto mi madre
—muy rica de verdad me encantó señora Thais cocina muy rico. Ya sabemos porque el señor Joel está muy enamorado de usted— contestó Lourdes
—muchas gracias. Eres una niña agradable ya se porque mi hijo se enamoró de ti —dijo mi madre entre risas
Después de la cena nos quedamos una horas más jugando a las cartas con mis padres y comiendo una rica torta de chocolate que mi madre había horneado ese mismo día. Al terminar la deje en su casa a la media noche.