Capítulo 12

1674 Words
Día 9 Al encontrarme a una distancia corta levanté mi brazo y el otro lo extendí, para con solo una zancada posicionarme frente a ella para tratar de abrazarla con el fin de atravesarla, pero logró escapar de mi ataque. Tal vez fui predecible, demasiado, y eso delató mi movimiento. Retrocediendo me habló.— jaja, Pereza, deberás planear algo más para lastimarme que usar unas tontas dagas.— me dijo mientras se burlaba de mi. — ¿Tontas dagas?. Mira quién lo dice, la desgraciada que no lleva arma alguna para defenderse.— me crucé de brazos.— Estás muy confiada en tus pocas habilidades. — ¡Cállate!. Al menos no soy una traidora como tú, que asco.— hizo un gesto de desagrado.— Puaj... querer a un simple y tonto ser de luz... ¿sabes que eso es imposible?. Nosotros tratando de abrirte los ojos y tu creyendo en esta basura divina. — ¿Basura divina?. Al menos no es una basura insignificante e inútil como tú que solo sabes escupir veneno como la vil y asquerosa víbora que eres.— le saqué la lengua. — Estúpida perezosa.— frunció el ceño.— tu noviecito lo pagará muy caro después de que me encargue de ti. — Primero tendrás que pasar sobre mi, si es que sales ilesa de esta.— la apunté con una de las dagas. Ella solo apretó los puños para lanzarse hacia mi, y yo por otro lado di dos zancadas sin intenciones de darle una pista de que haría. Envidia al tenerme cerca trató de darme un golpe en la cara y eso descuidó su andar solo por enfocarse en mi rostro, a lo que aproveché esa oportunidad para esquivar su golpe y al mismo tiempo patear su talón y hacerla caer de espalda sobre la arena arena. Mi objetivo no era ella, a lo que solo seguí corriendo hacia la jaula. Al llegar solo usé una de mis dagas para comenzar a golpear el candado en la ranura donde iba la llave para tratar de liberar a Elián rompiendo el candado, pero este no cedía por más fuerza que ejerciera sobre el. Estaba tan centrada en destruirlo que me olvidé de Envidia, y ese fue mi gran error, que tonta fui. Ella solo tomó la oportunidad para llegar a mis espaldas proporcionarme una fuerte patada directamente en el cuello. Por ese golpe llegue a creer que mi cabeza saldría de mi cuello, pero no fue así y de eso estaba muy agradecida. Caí al suelo de costado y el dolor me hacía ver borroso, pero aún así no solté en ningún momento mis dagas. Su rostro tenía una expresión de satisfacción al verme en el suelo, y parecía que quería verme sufrir más que con ese simple golpe que me dejó aturdida. Aún en el suelo solo vi como sacaba la llave del candado para abrir la puerta de la jaula y sacar a Elián y quien débilmente solo abrió levemente sus ojos mientras lo sostenía del cuello de su túnica. Tener eso frente a mi me hacia hervir la sangre, tenía intenciones de quitárselo pero algo ocurrió antes de que pudiese levantarme. Quise levantarme pero Envidia colocó su pie sobre mi pecho y con fuerza comenzó al presionar provocando que los latidos de mi corazón se desestabilizaran y comenzaran a ir de rápido a lento y viceversa, causandome más dolor. — Sabes que soy más fuerte y astuta que tú, ¿por qué aún así trataste de pelear conmigo?.— me pregunto mientras me sonreía. Quise responder pero el dolor me lo impedía, a lo que Envidia tomó como si estuviese poniendo a prueba su paciencia retandola a hacer cualquier estupidez que pasara por su mente, ella sin esperar mi respuesta... tomó una de las alas de Elián y con la otra mano solo la llevó al hombro de él para comenzar a estirarla. Pobre arcángel, comenzó a gritar de dolor y yo solo era espectadora de su sufrimiento. A causa de las pulsaciones irregulares el poco oxígeno en mi sangre que no llegaba rápido para poder moverme con fluidez, me dificultaba levantar mi brazo para hacer uso de mi arma. Realmente parecía disfrutar de la situación en la que ella misma me había arrinconado, dándome a conocer que su odio hacia mi no tenía límite alguno aún que desconocía totalmente de su razón. Yo la odiaba pero tenía dos razones: 1- Trató de humillarme delante de la deidad oscura y 2- Raptó y lastimó a Elián, obviamente mi odio aumentó por la segunda razón así que no me contendría en lastimarla. — Pereza, tu tienes una razón por odiarme y yo también.— estiró con más fuerza el ala de Elián.— y esa es porque la deidad oscura siempre te daba un gran reconocimiento y a mi siempre me humillaba. — Nunca te humilló. Jamás especificó quien era el menos productivo. Además, mi trabajo era el más fácil ya que simplemente mi pecado funcionaba hasta cuando dormía.— pensé mientras trataba de hablar. Me sonrió.— Y por eso quiero que sufras lo que yo sufrí, además... La interrumpió.- E-eso es... muy infantil.- le dijo Elián.- creí... que había u-una razón... m-ás gra... grande. Al escucharlo hablar su expresión de felicidad desapareció y con molestia dirigió su mirada hacia Elián. — Nadie te pidió tu opinión estúpido ser de luz.— retiró su pie de mi pecho para centrarse en Elián.— ¿crees qué es conveniente meterte en asuntos que no te incumben?. Solo quiero que recuerdes que en cualquier momento puedo arrancarte una de esas hermosas alas y acabar con la vida de la tonta de Pereza. Su rostro palidecio, pero aún que lo amenazara no se lo permitiría ya que hice lo posible para poder levantarme sin hacer ruido. — Ahora que está enfocada en él... es mi oportunidad.— pensé y acto seguido apreté con fuerza la empuñadura de la daga. Ella me estaba dando la espalda y eso fue su gran error. Sin dudar me lancé hacia ella para atravesar su espalda con una de mis dagas y la segunda solo la pasé por encima su hombro para clavarle su pecho. Envidia del dolor solo liberó a Elián y retrocedió, cosa que aproveché para acercarme al arcángel y subirlo a mi espalda. Tal vez no era muy fuerte, pero aún así podía sostenerlo en mi espalda para salir de ese pequeño espacio en donde Envidia se quedó mientras trataba de retirar la daga que estaba clavada en su espalda. A paso apresurado comencé a caminar sin rumbo, escuchando la respiración de Elián. Mi corazón nuevamente comenzó a latir con fuerza y ese cosquilleo que confundía con náuseas apareció, no había duda que Elián era especial para mi. — Oye Elián.— le hablé.— ammm... l-lo... sie... si... sento. — ¿Por qué te disculpas?.— me preguntó debilmente. — Porque no debí de haberte dejado así, debí permanecer a tu lado y si eso hubiese hecho... tal vez... no.— bajé mi mirada. Me interrumpió.— No te preocupes, soy yo el que debe disculparse por ser demasiado débil y causarte problemas. Ahg.. Al escuchar sus quejidos y gritos de dolor me percaté de que ya estaba por anochecer en la superficie, así que comencé a caminar más rápido. Ese lugar parecía un laberinto, bueno eso fue hasta que un camino se abrió delante de mi y la voz del hombre se hizo presente. — Veo que si lo lograste, y ahora yo te ayudaré para que puedas salir de mis territorios. Solo asentí y sin más traté de correr por el camino. El tiempo estaba en contado y eso me hizo temer de tan solo pensar en que no llegaríamos a la superficie para poder cumplir el último deseo de Elián, así que solo me detuve para tratar de hablar con aquella voz misteriosa para pedirle un favor. — Oye, hombre. ¿Usted es puede hacernos un favor?.— le pregunté. — No.— me respondió.— Pero solo te diré que en la cima de la montaña del pueblo en el que trabajan... encontrarán nieve. Es un lugar alto, y creo que llegarán a tiempo. — Ahg, bien.— le respondí mientras seguía mi camino. Deseaba arreglar las cosas con Elián pero parecía que el no quería hablar de lo sucedido, así que solo me mantuve callada hasta llegar a la salida del inframundo, donde logré ver a lo lejos a la deidad de la oscuridad en el lugar en la entrada de los aposentos de los pecados. Verlo me hizo preocuparme y salir corriendo de ahí, pero el me gritó algo que me hizo temblar. — ¡¡¡Mientras tengas una parte aún que sea pequeña de ese pecado... aún me perteneces, Pereza!!!.— me gritó con una voz que desbordaba autoridad. Era un trago amargo recordar eso, pero aún así no tenía planeado volver, aún que eso significara vagar sola sin un hogar al donde ir a dormir, porqué la felicidad de Elián era lo más importante en esos momentos y no me importaba nada más. — Elián.... Le traté de hablar pero no recibí respuesta, a lo que al mirarlo de reojo noté que estaba dormido. ¿Realmente estaba cayendo a los pies de él?, me preguntaba en cada momento pero lo lamentable es que jamás seríamos felices por más que quisiéramos, su castigo era la barrera. — Castigado o no... yo buscaré verte sonreír hasta el último momento.— hablé mientras caminaba hacia la montaña que se encontraba a un lado de la cueva. Sería un camino largo y pesado pero tenía toda la noche para escalar mientras el descansaba en mi espalda, tal vez era un poco más alto que yo pero aún podía mantenerme de pie. Cada paso era agotador, pero mi deseo por verlo feliz era más fuerte, tanto que sin importarme el dolor y cansancio por haber luchado y corrido seguí mi camino a la cima.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD