Una lujosa adquisición. No sabía que el fútbol fuese tan bien pagado. Ese hombre podía comprar todo el edificio donde vivían sus padres si quisiera. Aquí la de las ideas era mi amiga así que ella contactó con un hacendado que estaba vendiendo una donde mucha gente solía reunirse para celebrar bodas, bautizos, incluso hasta matrimonios. El dueño se iba a vivir a París y quería vender su propiedad. El precio era bastante alto, pero si intentábamos negociar conseguiríamos adquirirla. Antes de poner el gran número en el cheque, lo medité y por instantes me llenaba de remordimiento. —¡Al carajo! Firmaré. —Y con cuidado de no equivocarme iba poniendo cada cero. Solo tenía una sola oportunidad. El comprador verificó los fondos y se hizo el proceso legal. Ahora a mi nombre tenía más de quini