Éste amor está bien

Elena lloraba desconsolada, ¿por qué? ¿Qué había hecho mal? Adrián nunca se había comportado así, ¿qué sucedía? Estaba sola, a nadie le podría contar acerca del suceso que la dejó tan marcada. Adrian era el hombre que amaba, pero la ignoraba, la hacía sentir menos, la veía tan poca cosa, la maltrataba. ¿Por qué?, se preguntaba Elena, sí siempre había sido un hombre amoroso, tierno, atento; las incógnitas se generaban en lo más profundo de su cerebro, él le explicó que hacía ciertas cosas por amor, porque así le demostraba su afecto. Elena hacía lo posible por comprenderlo, pero su manera de expresarle su amor la veía tan extraña, tan dolorosa. Elena estaba en un infierno disfrazado de paraíso, Elena Drawford se encontraba en medio de un dilema: el amor que le daba su esposo Adrian y averiguar qué era realmente el amor. Una mujer de 29 años, proveniente de una familia considerada machista, con estudios y preparada, sólo que su padre forzó el destino para que abandonara cada posibilidad de hacer más, de conocer más, y ser menos, siempre ser una sumisa, esclava de las ordenes de un hombre. ¿Algún día conocería más mundo que el dolor que experimentaba cada segundo? "No", gritaba su esposo. "Sí", gritaba su corazón. "Toma mi mano", rogaba Zeus, para que buscase su libertad.