Sorbo de mi bebida mientras tomo algo de sol.
Después de un desayuno delicioso. Celeste se retiró a terminar sus deberes y me quede en la piscina con mi libreta escribiendo algunas notas, las mismas las deje a un lado tratando de pensar cuál será mi próximo paso. Después de mi conversación con mis padres, sé que debo idear algo para arrastrar a Liam hasta mi casa.
El problema es ¿Cómo lo hago?
También le escribí a Keyla y nos veremos al finalizar la semana cuando venga a LA.
— Veo que estás disfrutando tu mañana — la voz de Liam irrumpe el silencio.
Me quito las gafas de sol y me siento en el camastro para ver a Liam caminar hasta mí. Viste vaqueros desgastados y una camiseta blanca, todo el atuendo es despreocupado junto a sus botas de combarte desgastadas.
— ¿Te gusta lo que ves? — levanto mi mirada para encontrarme con su mirada arrogante.
Me encojo de hombros.
— Nada nuevo — lo barro de nuevo— He visto cosas mejores— lo pincho adrede.
Arquea su ceja.
— No creo— se ríe entre dientes. Avanza hasta quedar de pie frente a mí, haciendo que tenga echarme hacia atrás para verle a la cara— Espero que durmieras bien.
— La verdad, es que sí. ¿Qué tal tu mañana?
Hace una mueca.
— Podría haber ido mejor— asiento sin saber que más decir — Esta noche se llevara la inauguración de un restaurante que Tyler Burrell abrirá en el centro de los ángeles y Zane nos quiere allí.
— No lo creo — me pongo de pie y paso rozando su brazo. Ignoro lo bien que huele este hombre — No considero que sea buena idea.
— Yo difiero— anuncia dando la vuelta para mirarme— Creo que ambos nos veríamos bien frente a la prensa. Además, necesito que me vean como si nada ha pasado.
— Por supuesto— murmuro.
— Sería beneficioso para ambos—continúa— Es como arrancar una bandita. Si lo haces rápido, dolerá menos.
— Tu filosofía no es muy convincente—me burlo. Sin embargo, recuerdo algo que necesito que él haga por mí—Pero, si lo hago ¿Qué me darás?
Me estudia de pies a cabeza con auténtico interés. Ignoro su mirada invasiva y lo veo con mis brazos cruzados sobre mi pecho.
— Puedo pagarte.
Bufo.
— Al parecer, todo lo solucionas con dinero ¿Cierto? —frunce el ceño.
— Es lo que a las personas les interesa todo el tiempo ¿Me equivoco? —sus palabras no tienen ninguna nota de ironía. Así que supongo que habla en serio.
— Quizás, el tipo de personas con las que te rodeas si les interesa— doy un paso al frente— Pero voy a decir esto una sola vez— Lo miro directamente— Tu dinero no me importa. Créeme, estoy bien respaldada y lo que yo quiera, me lo gano sola y con mi trabajo.
— Está bien— levanta las manos en rendición—Entonces Ava. Si no quieres dinero ¿Qué deseas por acompañarme esta noche?
— Necesito que me acompañes a casa de mis padres—pido— Ellos quieren conocerte — me muerdo el interior de la boca nerviosa. Veo como sus emociones pasan de la sorpresa, negación, incredulidad y, por último, diversión.
— Vaya—ríe entre dientes— Al parecer no soy el único que tiene problemas con los progenitores—entrecierro los ojos.
— ¿A qué te refieres?
— Me refiero, a que mis padres también desean conocerte— mueve la cabeza de un lado al otro— Vengo de desayunar con mi madre y quiere que pasemos este fin de semana con ella, mi padre y mi hermana en su casa.
— Entonces me estaría debiendo un favor— digo de inmediato.
—¡Diablos! Eres una negociadora muy dura—dice sonriendo y me encuentro devolviendo la sonrisa.
— Lo siento, pero ese es mi precio— me doy la vuelta y avanzo con intención de entrar a casa.
— ¡Te dejas algo! — Liam me dice. Volteo y lo encuentro con mi libreta de canciones en sus manos.
¡Mierda!
Con interés la revisa y veo la sorpresa en sus ojos antes de escrutarme detenidamente.
Con rapidez, me acerco y se la arrebato.
— Es privado.
— ¿Son letras de canciones? —inquiere con interés.
Bufo. Pero mis nervios están a flor de piel.
— No es asunto tuyo.
— Lo siento— me entrega la libreta con gesto sereno e inmutable— No soy tu enemigo Ava— comenta— Solo me parece… Interesante.
— Créeme. No soy interesante— murmuro antes de prácticamente correr dentro de la casa.
Cuando llego a la habitación, respiro con dificultad. Si Liam descubre mi secreto no sé dé que sería capaz. Porque, seamos honestos. No nos conocemos y no sé qué podría hacer con esa información.
Guardo mi libreta con canciones dentro del estuche de la guitarra antes de meterlo al fondo del armario. También aprovecho para echarle una mirada a mi ropa y elegir algo para esta noche.
Es el momento de aparecer en público como esposos y no podría estar más nerviosa. No sé qué esperar de los medios y el resto de los asistentes.
⭐⭐⭐⭐
Luego de un refrescante baño me dispuse a maquillarme y arreglar mi cabello para el evento donde apareceremos por primera juntos. Como no sé qué usara Liam, decido ponerme un vestido color rojo, por debajo de mis rodillas, tiene una abertura en la parte de atrás, escote cuadrado combinado con unos louboutin de color nude a juego con mi bolso de mano. Para el maquillaje, había dejado de protagonistas a mis labios con un rojo mate y un sombreado suave para los ojos. El cabello estaba en ondas, sujeto dejándolo caer sobre mis hombros.
Me miro de pies a cabeza y de verdad me veo sofisticada para la inauguración. Solo espero que a Liam no le parezca demasiado.
Un ligero toque en mi puerta me sobresalta y respiro para calmar mis nervios por esta noche.
— Adelante— digo asegurándome que todo esté en su lugar.
— Creo que voy a ser la envidia de muchos esta noche.
Pongo los ojos en blanco, pero no puedo negar que me siento bien al saber que le atine al atuendo. Por su parte, él viste un traje a medida en n***o, no está usando corbata, pero no la necesita. Sin dudas, es un hombre bien parecido.
¿Está mal que me lo parezca?
Por algo te casaste con él ¿No?
— Estaba borracha—susurro.
— ¿Qué has dicho? — pregunta con interés.
— Nada importante— hago un gesto con mi mano para restarle importancia.
— Bien— asiente— Estás hermosa. Pero, te hace falta algo que es muy crucial esta noche— frunzo el ceño sin entender.
— ¿Qué? — me miro de arriba abajo buscando lo que me falta.
Da unos pasos hasta estar frente a mí y saca del interior de su americana una pequeña caja y la abre para mostrarme un anillo de diamante corté princesa. El diamante es de buen tamaño y está flanqueado por unos más pequeños que se extienden por la alianza. Junto a ella, hay un anillo más grande.
Una sencilla alianza de platino.
— Es algo un poco exagerado— murmuro con los ojos muy abiertos.
— Es lo que esperan esta noche. Créeme, todos estarán buscando tu mano apenas salgas del auto.
Mi antiguo anillo, era un zafiro corte redondo. Me parecía hermoso, pero esto me deja sin palabras. Lo veo sacar el anillo antes de tomar mi mano y ponérmelo. Me queda perfecto. Aun impresionada, miro mi mano antes de ver como él saca la alianza sencilla y se la coloca.
— Bien— comenta mirando su mano— Creo que ya estamos cubiertos—dice en voz baja.
— Supongo—trago con fuerza.
Sus ojos azules me examinan antes de llevar su mano hasta mi cintura y rodearme.
— ¿Qué haces? — siseo pegada a él poniendo mi mano en su pecho.
— Debes relajarte— murmura— Si te tomo de la cintura en público y te pones de esta manera, van a sospechar— maldigo en voz baja porque tiene razón—Se supone que somos unos recién casados y estamos locos el uno por el otro.
— Tampoco exageres— pongo los ojos en blanco— Solo cuida donde pones tus manos.
— Está bien. Pero, por favor solo actúa de forma natural y espontánea—sonríe—Así como en las vegas.
— ¿Lo recuerdas? — abro los ojos.
Niega.
— Solamente algunas partes antes de la boda, cara de ángel.
—¡Por Dios! No me digas de esa manera— me alejo algo chocada por lo que su cercanía me produce. Es algo inesperado. Se supone que yo amaba a Gary.
Me acerco a la cama y tomo mi bolso de mano.
— Si no partimos ahora, llegaremos tarde— comenta mirando a otro lado antes de salir de la habitación sin mirar atrás.
El camino hasta el restaurante es silencioso y nada más me concentro en el camino. Liam está concentrado en conducir y tararea algo de música que suena a través del sistema de sonido. No puedo negar que estoy algo ansiosa y no sé cómo nos recibirán en la inauguración. Cuando salimos de su casa, había unos cuantos paparazzi afuera a la espera de nuestra salida. Fue incómodo, pero Liam no se inmutó y continuo el camino como si estuvieran allí.
Estamos a medio camino, cuando mi teléfono vibra y al sacarlo de mi pequeño bolso veo en la pantalla el nombre de Gary. De inmediato desvió la llamada antes de que me llegue una imagen de su entrada seguida de un audio.
Me rio ganándome una mirada exasperada de Liam.
Al parecer, Gary ya regreso a casa y ha encontrado las cenizas de su comic. Como quisiera ser una mosca en la pared en este momento y ver su cara de cabreo.
Guardo el móvil sin escuchar el audio. Lo haré cuando esté sola. Por ahora, lo importante es tratar de salir ilesos esta noche.