—Pues, si entonces serás mi sombra quiero que te comportes de ahora en adelante. ¡No quiero que toques mi piano! Angelica era conocida por no ser muy amigable ya que siempre estaba de mal humor por el fracaso que había sido su matrimonio con aquel príncipe. Entonces, la mayoría de las veces se quitaba su frustración un poco con la servidumbre. Por lo tanto, aquel nuevo escolta iba a sufrir las consecuencias de su constante mal humor a pesar de que le había parecido atractivo. Sin embargo, la mujer con su atención ante los penetrantes ojos azules de ese hombre se sintió algo extraña a pesar de haberlo conocido por pocos minutos. «Vamos Angelica ¿qué te pasa? ¡Este tipo es solo un sirviente! ¡Enséñale quién eres desde ya!» Pensó la mujer mirando de pies a cabeza con disimulo a su nuevo gua