Sefora. Mirándome al espejo sonrío, me puse un vestido suelto como con tul por debajo dándole volado, unas sandalias bajas porque donde soy alta a Jonás no le gusta que me ponga taco con él porque se ve muy pequeño a mi lado, pero eso ahora no me importa, paso las manos por mi cintura imaginándome que son las manos de Federico, bajo a mis caderas, por mi cuello donde me besó, —Sefo ya vamos. —Elias entra mirándome con asombro, cierra la puerta acercándose—. Estas rara. —Si, —no puedo parar de sonreír, agarro mi bolso pero no me deja salir—. ¿Qué pasa?. —Sefo, ¿con quién te acostaste?. —dejo de sonreír de inmediato—. Nacimos el mismo día nena, me doy cuenta. —No voy a decir que prometas no decir nada porque confío en ti ciegamente. —lo agarro de los hombros un poco mas saltando—. Con