"No", dijo en cuanto entré por la puerta. Empezó a negar con la cabeza y nuestros ojos se clavaron el uno en el otro. "No, no, no, absolutamente no. Date la vuelta y vuelve por donde has venido", le indicó Jackson, totalmente incrédulo por mi presencia. Se alejó del círculo de amigos con los que estaba hablando antes. Me reí y continué por el pasillo del auditorio entre dos de las tres secciones de asientos. Ahora había captado la atención de todos los demás, y todas las miradas de los expectantes y esperanzados participantes en la obra estaban puestas en mí o en Jackson. "¿Qué ha pasado? Creía que ya habías hecho la audición", me burlé de él, acercándome ahora para mirarle. "Hubo algunas complicaciones". "¿De verdad? Qué interesante". "Jackson", llamó una de las mujeres que sostení