Al bajar del taxi, que me ha costado cinco minutos saludar, me dirijo al piso de arriba. Al llegar arriba me asusto por no tener llave. Pero entonces me doy cuenta de que ni siquiera hace falta una llave. Es un código de acceso.
Vaya, qué alta tecnología, Danny.
Introduzco el código, que es mi cumpleaños, y me dirijo al interior. Me quito las Vans y abro la nevera para buscar una botella de agua. Ahora mismo está empezando el otoño en Londres, pero hoy hace un poco de calor. Abro la botella y bebo un buen trago.
Después de estar tumbada me siento asquerosa, así que me meto en la ducha. Después de mi mini concierto en la ducha salgo y sigo cantando y bailando por los pasillos. Pero me detengo cuando veo una figura familiar frente a mí.
"Buenos movimientos, Rose. Tengo que reconocerl
