—Estoy muy ansiosa, Rox —estábamos en la habitación.
—¡Y yo, no puedo creer que llegó el día!
—¡Es nuestra graduación! —grité emocionada.
—¡Al fin! —gritó ella, y me abrazó, sonriendo.
En el colegio nadie sabía de mi estado, excepto el director. A él tuve que decirle, no tenía otra opción.
—¿Hoy dirás algo sobre el bebé?
—¿Algo como qué?
—Dar la noticia, no sé —ella estaba más emocionada con lo del bebé que yo.
—Ya veré en el momento —reí.
Ella hizo puchero. Nos terminamos de preparar, yo iba a llevar un vestido n***o, pegado a la cintura, y luego bien suelto, cortó, por sobre las rodillas. El cabello suelto, sin nada, y en los pies unos zapatos negros, de taco fino.
—¿Cómo me veo?
—Estás preciosa —dijo Roxana, sonriendo—, ¿y yo?
—Cualquiera te comería —reímos.
Estáb
