Febrero llegó, era momento de despedir a Emanuel, ya se tenía que ir a la ciudad definitivamente porque comenzaba a cursar en la universidad. Acompañé a mis tíos a la ciudad, iban a estar dos o tres días allí hasta dejar todo organizado el departamento de mi primo.
Almorcé junto a mis padres, luego fui a dormir la siesta en mi cama, mi amada cama. Mi celular comenzó a sonar, era mi primo.
—¡Ema!
—Reni, estamos por salir, yo voy en mi auto, ¿vienes conmigo?
—Sí, ¿me buscas?
—Sí, ahora voy.
Ya tenía listo mi bolso con algo de ropa, junté lo que me faltaba en mi mochila. Me puse perfume, cepillé mis dientes y fui a esperarlo a la sala de estar.
—Ya me voy, mamá —despedí a mis padres, me dieron dinero para comprarme lo que me hacía falta para comenzar el colegio la próxima semana,
