Deseaba que todo terminara ya, porque no se calla. —Sabes que desde que te vi —comenzó a subir mi vestido hasta la cintura—. Sabía que te iba a disfrutar así, abierta completamente para mí —me entró el pánico y comencé gritar. Traté de sentarme, pero él no me lo permitió y me sentía tan impotente. —Si sigues así, voy amarrar tus manos también a la cama. Gritaba, gritaba con todas mis fuerzas, prefería que me matara que vivir una violación. Sentí cuando desgarró mis bragas y me retorcí desesperada. Sentí su nariz en mi parte íntima. —Mmm… deliciosa —susurró—. Amy, Amy, ¿qué vamos hacer contigo? Mis lagrimas caían descontroladas, escuche la hebilla y cuando bajó el cierre de sus pantalones. Traté de moverme, pero me fue imposible. Este maldito iba a cumplir lo que se había propuesto