Se suponía que hace medía hora saldríamos a caminar o descansar en la playa, pero no, mi "esposo" se encuentra trabajando. Por eso había tomado la decisión de disfrutar yo sola. Bebo de mi piña colada mientras siento los rayos del sol en mi piel. No me vendría mal un bronceado.
Anoche, después de consumar nuestro matrimonio, Adam seguía siendo el mismo de siempre. Ni siquiera me importaba provocarlo; quería que él me rogará a por hacerme suya una y otra vez.
Sin darme cuenta la voz de un chico moreno y musculoso se hace presente.
-¿Qué hace una hermosa mujer tan sola? ¿Puedo aplicarte protector solar.
-No gracias- comento dando un sorbo a mi bebida tropical.
-Insisto - giro a verlo, y guiña un ojo, me quito los lentes de sol, simplemente le digo :
-¡Ya le comenté que así estoy b
