Las semanas comenzaban a pasar extremadamente lentas.
Las primeras 3 semanas fueron lo peor, sentía que me torturaban lentamente, es decir, amaba este hospital, me encantaba el ambiente de trabajo, los demás residentes. Era perfecto.
El problema, era que estaba demasiado acostumbrada a estar conectada al mundo y el hecho de estar tan fuera de todo, era horrible.
No tenía tiempo para hablar con mi familia porque en mi día de descanso prefería dormir y preocuparse lo suficiente por la limpieza para no volverme loca.
Y si no podía hablar con mi familia, ni se diga en cuando a Abril.
Si me hubiesen dado a elegir, hubiera decidido hablar todos los días con ella, contarle cómo era todo, y tenerlo aunque sea por mensajes.
Había algo que había leído un millón de veces en f*******:, esa frase trillada que dice que eres de quien extrañas en el día, cuando eres feliz y no de quien extrañas cuando te sientes solo. Yo extrañaba a Abril, para ser sincera a cada hora.
Pero entendía que le estaba pidiendo demasiado. No podía esperar que ella me quisiera de lejos, que pudiera suplantar nuestras eternas noches de felicidad por un mensaje cada semana y eso lo sentía cada día. Cada que hablábamos sentía como un abismo incontrolable nos separaba y sentía imposible el evitarlo.
Los mensajes aún en 3 semanas se acortaron y disminuyeron los "te amo"
Quería contarle toda mi vida pero sentía que la molestaría, además ella debía estar ocupada con la universidad y todas esas cosas.
Comencé a cambiar la manera en que hablaba con ella, pero simplemente era que la vida se me venía abajo de pensar en no poder estar allí.
De poquito a poquito esas 3 primeras semanas que creo que marcaron el resto de mi estancia en Colombia, fueron jodiendo lo que más amaba en mi vida.
Al paso de los días, creo que era más que evidente que algo estaba rompiéndose dentro de mi.
Un día durante una guardia explote. Sentía que no podía más.
- ¿Michel?- le llamé a mi compañera que estaba por quedarse dormida sentada en una silla.
- Señora- me contestó adormilada.
- Esta bien si puedo dejarte la guardia una hora sola? Necesito salir a tomar aire. No puedo más.
- China, sabe que si sale a esta hora lo único que hará será coger una buena peste, ¿no? Son las 3 a.m. y está como a 8 grados afuera- me miró mal y aún me costaba un poco entender todo lo que me acababa de decir.
- Mira, la verdad es que tengo un problema. No se que hacer. Necesito caminar.
- Los problemas no se resuelven caminando.
Dime que pasa. Quizás puedo ayudar.
- No se si puedas... es algo tonto quizás. Mi novia y yo... no la estamos pasando bien, o creo que solo ella. No se que estoy haciendo Mich. Se supone que ella está esperándome en casa.
- Pero... ella sabe que estarás acá 1 año, ¿verdad?
- Lo sabe. Creímos que sería más fácil. Pero no tengo ni un mes aquí y siento que todo se fue al carajo.
- Ya veo... creo... no quiero hacerte sentir mal, ¿si? Pero creo que cuando uno está tan lejos y con una comunicación tan limitada, las relaciones no funcionan, lo he visto muchísimas veces con los demás. Al final terminan porque no es fácil, además de que es un poco egoísta esperar que esa niña espere por ti. Solo imagina lo que ella debe pensar ahora:
"1. La novia está en Colombia, que tiene fama de tener mujeres súper lindas.
2. De la noche a la mañana deja de tratarme como siempre lo hacía
3. Siempre está ocupada.
O soy muy pendeja o muy cachuda"
Intenté procesar lentamente su última frase, pero igual no checaba en mi cabeza.
- Abril no está pensando eso- dije más para mí en voz alta.
- Bueno, pues ahora estás muy lejos de Abril, quien sabe, Elia. ¿Recuerdas esa canción de "felices los 4"?. Déjala ser libre, Elia- me froto el brazo como para darme ánimo y se levantó- Voy a dormir un rato.
Lo que Michel decía tenía sentido. Era lo más sensato. Y ella tendría la última palabra. A final de cuentas, aún me quedaban 49 semanas aquí.
Necesitaba pensar y esperar al siguiente martes.