Prologo

733 Words
Prologo Estaba entrando en caos. No encontraba la dirección de los vestuarios en la enorme mansión, subía y bajaba las escaleras, cruzaba por los pasillos aun sin encontrar el sitio donde estaban las otras bailarinas, lo peor es que había llegado tarde porque no había podido tomar el autobús; no tenía dinero, por lo que tuve que venir caminando, así que este evento era muy importante, necesitaba el dinero que me darían, es decir nací linda y talentosa para bailar, pero pobre o al menos eso siempre me decía mi papá cuando le dije que no iría a la universidad para perseguir mi sueño de ser bailarina. En momentos como este, realmente me arrepentía de no haberle hecho caso a mi papá de ir a la universidad y encontrar un trabajo de medio tiempo, pero tenía que luchar por mis sueños; la vida era solo una. Lo que más me inquietaba era que ya se estaban haciendo las 9 pm; esa era la hora de nuestra presentación y aun no me había colocado el vestido de lentejuelas. «Tal vez sea esta puerta». Abrí la puerta del fondo; era una de las puertas grandes y blancas al final del pasillo, me detuve quedándome paralizada cuando me asomé y vi a un hombre ahí sentado de espaldas a mí, tenía la cabeza gacha pero cuando escuchó que entré, alzó la cabeza volteando hacia mí, sus ojos grises me miraron; estaban enrojecidos. Uh. ¿Acaso había estado drogándose? —Perdón— murmuré haciendo una ligera mueca preparándome para retroceder mis pasos. —Espera —dijo él, su voz era muy profunda, se levantó del asiento sin dejar de mirarme y ahí fue cuando detallé más su rostro, su nariz y mejillas enrojecidas un poco húmedas e hinchadas; evidentemente había estado llorando. Era raro para mí ver a un hombre llorando, principalmente porque mi padre era de esos hombres fuertes que nunca mostraban debilidad ante nadie y decía que los hombres que lo hacían eran débiles. Me dio algo de tristeza ver este desconocido en ese estado. —Yo me equivoqué… —comencé a decir, pero él me ignoró diciendo: —Necesito que me ayudes. ¿Uh? No oculté mi rostro de confusión, mirándolo como si me hablara en mandarín. —¿Ayudarte cómo? —pregunté, en seguida me puse a la defensiva, no iba a tolerar que me faltara el respeto pidiéndome algo s****l o algo así. Él negó con la cabeza como si leyera mis pensamientos y se detuvo frente a mí, tuve que alzar un poco la cabeza porque en ese momento me di cuenta de que él era muy alto, mi cabeza tal vez le llegaba por el pecho. Lo vi tragar saliva cuando dijo: —Eres bonita. —Uhm, ¿gracias? —dije sin saber muy bien por donde venía su comentario, él no flaqueó su mirada en mí y continuó diciendo: —Necesito que finjas ser mi novia por una noche. Me reí un poco creyendo que era broma, pero luego al ver que él no se reía conmigo me quedé completamente seria. ¿Hablaba en serio? —Ah, perdón es que soy parte de las bailarinas —dije— y estoy buscando los vestuarios. —Okey, yo te llevo —dijo—, pero primero necesito que me ayudes en esto. No entendía cual era su insistencia, fruncí el ceño sin saber exactamente qué decir porque yo era de esas personas que se sentían en la obligación de ayudar a los demás y no les gustaba decir que “no”, pero realmente estaba apurada. —Yo… —Te pagaré —expuso. Oh. En ese caso… eso cambiaba un poco las cosas. —¿Cuánto? —pregunté. —10 billetes de 100. Me reí y es que esto de verdad parecía toda una broma… hasta que vi que sacó una faja de billetes de su bolsillo de 100 y entonces super que no bromeaba, sino que hablaba muy en serio. Me iba a pagar mil por fingir ser su novia. Alcé la vista hacia su rostro nuevamente, parecía suplicarme con la mirada una respuesta positiva. —¿Aceptas o no? —dijo impaciente porque respondiera. Bueno, no veía que no, como había dicho antes, el dinero era algo que necesitaba, así que me encogí de hombros sin saber realmente en lo que me estaba metiendo y dije: —Acepto.
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