Narra Henry
Leyla trató de echarse atrás en nuestro viaje. Yo no iba a permitirlo. Después de ducharme por segunda vez hoy, me vestí y salí corriendo a comer. No tenía intenciones de ver a Leyla, pero después de que ella me informara que no había comido, elegí que comiéramos juntos.
En el momento en que vi su rostro, no quise dejar su presencia. Nuestros horarios son divergentes. Tengo que encontrar maneras creativas de pasar tiempo con ella. Ser testigo de su dolor hirió mi corazón. La pérdida de su madre la aplastó. Ya no aprecia la felicidad. Quiero ser su protector, su proveedor, su todo. No presionaré demasiado. Sosteniéndola en mis brazos en el balcón, nunca quise dejarla ir. Se las arregló para apoderarse de mi corazón de hielo que late dentro de un estuche transparente envuelto
