Despacito voy abriendo las puertas de cada habitación de mi casa. Primero la de Madison, que duerme toda destapada aferrada a esa muñeca que ama con locura. Después la de Alexandra, que también duerme destapada, de brazos y piernas extendidas y una sonrisota en la cara. Sigo por la de Christopher, que a diferencia de mis dos chicas, ronca con una frazada hasta el cuello. Y al final, no me detengo en el cuarto de Liam. No cuando comparte cuarto con su novia y yo no soy una indiscreta. Llego al living comedor, luego de dejar las puertas de los más chicos apenas entornadas y me pongo la chamarra. Me acomodo el pelo, me abrocho el cinturón de los vaqueros y saco de mi bolso mi agenda de apuntes y un bolígrafo. Tuve que salir temprano, estoy trabajando. Regreso a mediodía. Los ama, mamá