—Esto no se va a quedar así —tironeo de la mano de Nicolas. No para de lanzar amenazas, en lo que logro sacarlo del despacho de Jordan. —¿Quieres que te esposen y te encierren? —le pregunto en una advertencia. Él pestañea—. Me suponía que no quieres eso. Así que mejor, cállate. —Charlotte, te pegó —nos alejamos un poco de la oficina, y frena. No suelta mi mano—. Mira cómo te dejó. —Sí —retiro la mano y lo miro fijamente—. Y me defendí. Ya te dije que no necesito que me salves. Yo puedo sola —me toco el pecho—. Siempre pude sola. Jamás necesité los cuidados de nadie. No te necesito. Tú te necesitas más que yo. Enfócate en no seguir cagándola a fondo. —No puedo ignorarlo —se interpone. No me permite seguir caminando—. No pienso dejar pasar lo que te hizo. Eres tú, y en el medio tambi