Capítulo 5

1380 Words
Julianne Pov -No solo me dio eso, también me entrego una hoja que tu escribiste en su clase. -Ah, sí, todos escribimos una hoy. -Sí, bueno, me dijo que tu letra es única, así que enseguida supo que era tuya la hoja, te la regresa pues dice que no te la aceptara hasta que le lleves un papel que tengo que hacer yo para justificar que viniste. Pero quiero hablar de lo que está escrito ahí. -Preferiría que hablemos de otra cosa, tengo más problemas que lo que paso hoy. -Por eso mismo quiero hablar de tu escrito, ¿Conozco a ese chico? -No creo que sea muy profesional que me pregunte algo así, eso es privado. -Lo dejo de ser hasta que empezaste a ser mi... mi paciente, no puedo permitir que salgas con alguien que te hace daño o que esta "prohibido", como tú lo llamas, lo mejor será que me cuentes quien es el. -No es importante. -Si lo es, ya te dije, si ese chico te mete en problemas no creo que sea lo más adecuado. Y tampoco creo que pueda ayudarte con tus problemas, escribes de él como si fuera a salvarte, pero la realidad no funciona así. Al final suspiro, tiene razón, él no me conviene, y no me puede ayudar a salir adelante, soy una torpe. Tomo rápido la hoja y mi mochila, me pongo los lentes, trato de abrir pero él pone una mano en la puerta impidiendo que la abra. -Todavía no termina la hora, siéntate. Estas siendo muy mala niña, te tendré que castigar si no me haces caso. Abro como puedo y ya afuera él dice más alto. - Si te vas no te haré el papel, no entrarás de nuevo a la clase de literatura. -Haz lo que quieras, no me quedaré ni un minuto más aquí. Corro a mi casa, estoy tratando de procesar toda la información hasta que recuerdo que dijo "mala niña" y algo sobre un castigo... ¿Lo dijo enserio?, No lo sé, pero esto ya es muy raro, hoy se portó algo extraño, tengo que contarle todo a Valente. Unas horas después de haber platicado con él, llegó a la conclusión de que el tipo es bipolar o algo, ayer estaba muy formal y hoy fue completamente diferente, mañana no iré a verlo, es más, no quiero que vuelva a tener terapias conmigo, debería tomarlas él. De pronto suena el teléfono de mi casa y corro para ver el número, si es de la escuela, lo atiendo antes de que mi mamá lo conteste y se entere que no entraré de nuevo a literatura, seguro le dirán eso o que no quise quedarme a mi hora de terapia. -¿Si? -Buenas tardes, disculpe, ¿estoy hablando con la señorita Julianne?- escucho la voz de una muchacha joven del otro lado de ella línea. -Si... -Soy la secretaria de la escuela, me encargo el psicólogo que le avisara que mañana no olvide ir por favor a su cita, y que el papel para la maestra de literatura ya fue entregado por él. ¿Qué? -Okey, muchas gracias, que tenga buena noche. Cuelgo y le escribo de nuevo a Valente quien no me contesta enseguida, así que me quedo dormida pensando en ¿Qué pasa por la cabeza de ese sujeto? Cuando despierto por la mañana veo solo una notificación de mi mejor amigo el cual pone... “Pensé mucho lo que me dijiste ayer, no creo que este loco, solo está celoso." Me prepare para ir a la escuela con esa idea rondando en mi cabeza, pero no puede ser, apenas y me conoce. •No tenías ni un día de conocerlo y ya te estabas muriendo por sus ojos y sus carnosos labios•... Esto es absurdo, yo no le puedo gustar a alguien como él, mi exnovio era guapo, pero estaba casado y tenía hijos, cosa que yo no sabía, pero aun así me siento culpable por eso. Nunca le di mi virginidad, estuve a punto de hacerlo pero me enteré de su "otra vida". No vale la pena seguir hablando de él. Tal vez este psicólogo solo quiere jugar conmigo y está casado también, con familia. No seré la burla de nadie nuevamente. Entro a la clase de literatura y dejó otro papel, lo hice ayer por la tarde, al otro lo tiró a la basura. Aún sigo pensando si debo ir a terapia o no, me sigue gustando físicamente, pero después de lo que pasó ayer, no creo poder verlo a la cara. Por fin en receso voy al lugar más lejano de la escuela, solo hay bancas, muchos árboles y tierra. Es como un refugio, pues todos prefieren estar en las canchas o en sus salones. Respiro profundamente, exhaló, esto hago siempre aquí, pues me causa mucha ansiedad la escuela. -Creí que alguien como tú come escondida en los baños- dice burlándose Cecilia- ¿No te cansas de ser una antisocial? -No, pues no lo hago corriendo. Ella rueda los ojos, ya está fuera de todos los límites, ahora también vienen a mi lugar privado a molestarme. -Eres una drogadicta amargada, tu vida es un asco, no tienes amigos por rara y tonta. Me las lástima. -Me das más lastima tu a mí, si se supone que eres superior a mi ¿Para qué me molestas? O más bien, quieres convencerte a ti misma que no eres una basura haciendo sentir mal a los demás. - Cállate imbécil. - me trata de dar una cachetada y trato de poner mi mano para impedirlo pero el golpe nunca llega. Abro los ojos y me encuentro con una figura de un hombre musculoso y alto, sus ojos azules me ven intensamente mientras veo como sostiene la muñeca de Cecilia evitando que me pegue.  - Cecilia vienes conmigo a la dirección ahora, y tú Julianne, espérame en el consultorio. Suelta la muñeca de esa tipa y empieza a caminar con ella, y yo de nuevo me congelo con lo que acaba de pasar. Tal vez estoy cometiendo un gran error pero estoy dirigiéndome al consultorio. Ayer actuó de una forma bastante extraña, pero, no quiero problemas con él, más de los que tengo ya. Me siento en el mismo sillón de siempre, y observo su escritorio "Dr. Dean Armand Lemaire" dice una pequeña placa perfectamente alineada sobre él. Su nombre no es muy común aquí, pero supongo que viene de Europa o algo así. Escucho como abre la puerta y entra sin verme, va directamente a recargarse en su escritorio frente a mí, es buen momento para salir corriendo.  -¿Y bien?, ¿por dónde quieres empezar? -No entiendo su pregunta- digo sin verlo, esto realmente me tiene nerviosa, mi corazón va a mil por hora. -Haz roto muchas reglas, eres una niña muy desobediente y aún no te he castigado... ¿Qué estás haciendo conmigo?- me toma de mis mejillas, siento como mi piel arde- entregué ya el papel que es necesario para que entres a tu clase, pero no siempre será así, si te sigues metiendo la en problemas tendré que castigarte de la peor forma. -¿Cómo me castigaría?- digo con la voz baja, sus ojos se oscurecen cada vez más mientras se acerca a mis labios y sonríe. -Es mejor que nunca lo averigües bebé- besa mi mejilla muy cerca de mis labios- a veces papi puede llegar a ser muy brusco. -Doctor no entiendo nada.-pone su dedo índice en mis labios. -Doctor no, dime papi cariño.- está así sobre mí, no me aplasta pues sus brazos están a cada lado de mis caderas, inconscientemente tengo abiertas mis piernas dejando que él pueda hacerme lo que quiera. -Por favor, quiero parar- digo cuando besa mi cuello, se siente muy bien pero, él es mi doctor y estamos en la escuela. -No sé con quién hablas nena- sigue bajando sus besos mientras acaricia mi rodilla. -Papi, para, por favor. Escucho como tocan la puerta y el enseguida se despega de mí, me toma de los hombros y hace que me acueste de una forma no muy tierna. Se para y se sienta en su escritorio. -Pase- dice con la voz más gruesa de lo normal. 
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