(Esto sucede después del relato “Un San Valentín soltero).
[Chase]
Abro los ojos un poco desorientado, no reconozco la cortina que estoy viendo y por la que se cuela un pequeño halo de luz que me da directo en la cara, miro un poco al lado de la cama y cuando veo las largas botas, recuerdo todo.
Estiro mi mano sobre la mesa de noche, tomo mi teléfono que se está quedando sin batería y apenas veo la hora, me levanto como si hubiera visto un fantasma.
“! Mierda, Sasha!”, recojo mi ropa del piso y empiezo a vestirme a toda velocidad. Veo a Fernanda completamente dormida, su cuerpo desnudo bajo las sábanas blancas me hacen desearla, pero no puedo. Sasha me está esperando en casa.
Salgo silencioso de la habitación, camino hacia la puerta y salgo procurando ser lo más discreto posible porque no quiero despertar a Fernanda ya que es evidente que está muy agotada.
Llego al parqueadero, me subo en mi auto y manejo a toda velocidad rumbo a mi casa y ruego para que Sasha no se haya despertado aún y me reciba de mala manera.
Cuando entro a mi apartamento cierro la puerta suavemente y avanzo sigiloso mientras observo alrededor. Me encuentro unos ojos que me miran serios y que me hacen helar un poco la sangre.
- Hola, cariño – la saludo y me acerco para besarla.
[Fernanda]
El sonido de mi estómago me hace despertar… “¿Qué hora es que afuera se escucha el ruido de la cuidad en todo su esplendor?”. Miro a mi lado y la cama está vacía, después me miro, estoy completamente desnuda acostada sobre mi cama y los recuerdos de la extraña, pero candente noche que tuve me vienen a la mente como una estampida. “¿Se fue?” me levanto envuelta en la sábana, salgo de mi habitación y voy a mirar si Chase está despierto o si en verdad se fue sin decir nada.
La verdad es que donde vivo no es muy grande, realmente el apartaestudio tiene apenas lo necesario para que una estudiante como yo, viva cómodamente; una habitación, una pequeña sala de star, cocina y zona de ropas, un baño en la habitación principal y uno social, así que recórrelo y darme cuenta de que solamente estoy yo, no es algo que me demande mucho tiempo.
- Bueno, supongo que solo fue algo de una noche – me digo a mí misma, mientras me dirijo a la cocina a comer algo porque mi estómago sigue haciéndose escuchar.
Ya había olvidado por completo que hoy, ¡HOY! es San Valentín “!Demonios!” nuevamente me encuentro sola en esta fecha, “por lo menos tuve una buena noche… ¡baah! A quién le miento, tuve una excelente noche”, por lo menos logré mi cometido de darle un tiempo de tregua a Tom.
Me preparo algo de comer rápidamente y estoy decidida a pasar todo el día metida en la cama y viendo televisión, así no me entero de todo el romance que abunda cerca y que a mí me mira con desprecio.
Aunque antes de meterme a la cama me doy un baño y cada vez que cierro los ojos y recorro mi cuerpo con mis manos, estando debajo del chorro de agua recuerdo las manos de Chase recorriendo todo mi cuerpo y la verdad es que me dan ganas de repetir todo lo que pasó entre nosotros, pero hay un problema y es que no tengo su número de celular para contactarlo y no pienso pedírselo a Jane o me gano un montón de preguntas al respecto y eso es lo que menos quiero. Y por otro lado… no me gustaría parecer como la loca desesperada que quiere sexo y tampoco aumentarle el ego a un hombre que se vea deseado y buscado.
Hago una cara y sonidos de lamentación al tiempo que seco mi cuerpo con la toalla. Me miro al espejo y tengo un brillo en los ojos, el cuál he identificado varias veces en las mujeres después de haber tenido una buena sesión de sexo. Sonrío a mi reflejo y me voy a poner una pijama calientita porque la época lo amerita.
Cambio el tendido de cama y después de alistar mi cama me meto en ella, prendo el televisor y batallo durante varios minutos para encontrar películas que no sean románticas o peor aún, que sean específicamente de San Valentín… finalmente encuentro una película de terror antigua y me causa risa por los efectos con que fue hecha, aunque imagino que en su época eran muy avanzados. Me quedo viéndola
Poco a poco me va cogiendo el sueño, hasta que suena el timbre de forma insistente y me despierta asustada, con el corazón latiendo a mil.
Miro desconcertada a mi alrededor. Definitivamente esa sensación cuando te despiertan en la mitad de un sueño profundo de mala forma es simplemente horrible. Me levanto de la cama y no se me ocurre quién pueda ser porque la única que algunas veces me busca los fines de semana en mi casa es Jane, pero hoy en esta festividad está es con Natan quien sabe haciendo qué cursilería y celebrando su amor.
Camino a la puerta arrastrando mis pies y bostezando. Alcanzo a ver de reojo en un espejo mi cabello desordenado, parado y un poco enredado… tal vez sea el vigilante que viene a dar una razón y pues no sería la primera vez que me ve así, me río suave.
- ¡Aah! – suelto un jadeo - ¿qué haces acá? – pregunto apenada por mi facha.
¿Es en serio?” Me lamento internamente. “¿Qué hace él acá? ¿Acaso no se fue esta mañana? Para colmo, está guapísimo y yo…” en este preciso momento quiero ser un avestruz y meter la cabeza bajo tierra.
- ¿Por qué no estás lista? – me pregunta y yo lo miro confundida.
- ¿Lista? – él nota mi confusión y voltea a ver hacia la mesa que hay junto a la entrada del apartaestudio.
- Creí que la habías visto – me dice y señala una nota que hay sobre la mesa. Yo la tomo rápido y la leo.
“Fernanda, gracias por esa noche tan especial.
Me debo ir a hacer varias cosas, pero más tarde vengo por ti.
Serás mi cita de San Valentín, así que alístate para salir que en la tarde te recojo”.
Abro mis ojos de par en par y me estoy muriendo de vergüenza.
- Pues si quieres salir así – me señala mi pijama – yo no tengo problema – me pongo roja.
- No la había visto – le digo en voz baja y le muestro la nota en mis manos - ¡qué vergüenza! – me paso la mano por mi cabello intentado peinarlo.
Chase se acerca a mí y yo salgo corriendo a la habitación. Lo escucho cómo se ríe por mi reacción.
Entro al baño a toda velocidad y empiezo a peinar mi cabello como desesperada, después salgo a la habitación y corro a buscar algo de ropa qué ponerme. No sé qué me pasa, pero estoy tan emocionada, como avergonzada.
Me quito la pijama y estoy en ropa interior cuando abren la puerta y entra Chase a mi habitación. Yo me quedo petrificada.
- Venía a ver que no estuvieras escondida bajo la cama – me dice gracioso y yo solo sigo mirándolo fijamente.
Empieza a caminar hacia donde estoy y siento como una llama por dentro, no sé si soy yo o la forma en que me mira, pero siento calor… mucho calor. Llega a mí y agarra mi cara con una de sus manos y yo siento el calor que sentía en mi cuerpo, subir a mi cara.
- Definitivamente eres una tentación – susurra a pocos centímetros de mis labios y siento tu aliento despertar cada uno de mis sentidos.
Con su otra mano toma mi cintura, me atrae a su cuerpo y nuevamente todos los recuerdos de anoche vienen a mi mente. Yo lo estoy mirando y sus ojos están fijos sobre mis labios, cosa que produce que me muerda el labio inferior intentando controlar la tensión s****l que se siente entre nosotros.
Definitivamente que me muerda el labio no disminuye la tensión, sino que la aumenta y eso lo compruebo cuando sus labios están sobre los míos y su lengua se abre camino dentro de mi boca. Acción a la que respondo gustosa.
Mis brazos se dirigen como por inercia tras su cuello y me prendo a sus labios, sumidos en un beso cargado de deseo. La mano que tenía contra mi cintura desciende lentamente hasta mi trasero y toma una de mis nalgas con fuerza, lo que hace que un gemido ahogado abandone mi cuerpo sin separar nuestros labios. Su otra mano se desliza sobre mi pecho y su dedo índice recorre el espacio entre mis pechos lo que lleva a curvar una poco mi cuerpo y pegarlo aún más a él.
No debo ilusionarme, la verdad es que después de como se han dado las cosas no puedo esperar que me quiera para algo más que sexo.
- Tenemos que irnos – dice Chase, aunque no despegamos los labios.
- ¿Y si mejor nos quedamos acá? – le propongo pensando en que solo será sexo. Lo siento sonreír sobre mis labios, pero después niega.
- No, Nana – se despega un poco y me mira a los ojos – logré una reservación de San Valentín y tú eres mi cita – me responde serio y se separa completamente de mí.
Yo lo miro agitada y no entiendo porqué, pero me siento emocionada por ir a celebrar San Valentín con él. ¿Estoy loca? Yo misma me burlo de mí porque hasta hace media hora pensaba lo peor de esta festividad.
Lo veo como se arregla el cabello, se organiza la ropa y da media vuelta para salir de la habitación. Al llegar a la puerta voltea.
- Te espero afuera – dice coqueto y me guiña un ojo. Sale completamente de la habitación.
- ¿Debo usar algo especial? – le pregunto mientras respiro profundo y alejo el deseo que se me despertó en este momento.
- Simplemente tan hermosa como ya eres – contesta y suelto una sonrisa.
- Gracias… pero realmente eso no me da idea de qué ropa ponerme para ir a donde sea la reservación que hiciste – le respondo risueña.
- Mmmm, supongo que ropa casual sirve – dice dudoso – la verdad es que no sé qué sea casual para ustedes las mujeres – me responde desde lo que parece ser mi sala y yo me río de su respuesta.