Transcurridos unos días y después de una larga jornada de trabajo, Daniel y Ava llegaron al apartamento del empresario, ubicado en uno de los edificios más lujosos de la ciudad. Ella jamás había entrado, así que el nerviosismo se hizo presente en su pecho. Él se dio cuenta de inmediato y sonrió para tomarle la mano y ambos comenzaron a recorrer las instalaciones.
Una vez dentro, Ava se quedó sorprendida al ver la decoración opulenta y elegante, la cual contrastaba completamente con su hogar humilde y modesto.
Daniel la llevó al dormitorio que había apartado exclusivamente para ella y le mostró una colección de vestidos de alta costura, cada uno más hermoso y sofisticado que el anterior.
Ava se sintió un poco intimidada por la situación, pero trató de mantener una actitud positiva y agradecida.
—Estos son para ti —dijo Daniel, señalando los vestidos—. Quiero que te veas espectacular en nuestra próxima cena de negocios.
Ava estaba abrumada por la atención y el dinero que Daniel estaba gastando en ella. Sin embargo, se sintió un poco incómoda al ver la institutriz de etiqueta que estaba allí para aconsejarla sobre cómo comportarse en eventos de alta sociedad. Era una señora muy refinada, se le notaba por los poros la elegancia y clase.
—¿Quién es ella? —preguntó Ava, un poco nerviosa.
—Es la señorita Franklin —respondió Daniel con un tono un poco exigente—. Ella te enseñará todo lo que necesitas saber sobre etiqueta y modales. Es importante que te veas y te comportes apropiadamente en este mundo.
Ava asintió con la cabeza, aunque por dentro se sintió un poco abrumada por todo lo que estaba sucediendo. No estaba segura de cómo iba a adaptarse a este nuevo estilo de vida, pero sabía que necesitaba hacerlo para ayudar a su familia y salvar la empresa de Daniel.
La señorita Franklin comenzó a aconsejar a Ava sobre cómo caminar, hablar y comportarse en público. Le enseñó a comer con cubiertos especiales y a llevar su bolso correctamente.
Ava intentó prestar atención y seguir las instrucciones lo mejor que pudo, pero a veces se sintió un poco incómoda y torpe.
Mientras tanto, Daniel observaba desde lejos, satisfecho con el progreso de Ava. Sabía que ella era inteligente y tenía mucho potencial, pero necesitaba pulir sus habilidades sociales y de negocios para que pudiera ser su pareja en la vida y en los negocios.
—Estás haciendo un buen trabajo, Ava —dijo Daniel después de que la señorita Franklin se fue.
—Muchas gracias —respondió Ava, sonriendo tímidamente.
—En verdad te necesito a mi lado en la próxima cena de negocios. Será una oportunidad para que te presentes al mundo empresarial y para que vean que eres mi prometida. Pero también necesito que te comportes adecuadamente y que hables con seguridad y elegancia. ¿Crees que ¿puedes hacerlo?
Ava se sintió un poco nerviosa por la petición de Daniel, pero sabía que era importante para la empresa y para su futuro juntos.
—Sí, haré mi mejor esfuerzo —respondió ella con determinación. Daniel sonrió y la abrazó, sintiéndose orgulloso de la actitud de Ava.
El tiempo pasó rápidamente mientras Ava seguía aprendiendo sobre etiqueta y modales en su nuevo mundo de lujo y glamour. A pesar de algunas dificultades y momentos incómodos, ella comenzó a sentirse más cómoda y confiada.
Al fin llegó la fecha de la cena. Ava se guió por las sugerencias de la señorita Franklin y pensó muy bien qué vestido era adecuado para esa ocasión.
Luego de meditarlo, la joven eligió un vestido de noche rojo intenso. Este era largo y ajustado, de un vibrante color intenso.
El escote en V profundo estaba adornado con diamantes de imitación y las mangas largas y transparentes estaban hechas de un delicado encaje del mismo color.
La tela se ajustaba perfectamente al cuerpo de Ava y se extiende hacia el piso, con una gran abertura en el costado de la pierna que mostraba a relucir su piel nívea.
Ella se sintió un poco incómoda con la intensidad de las miradas de Daniel sobre ella, pero al mismo tiempo, no pudo evitar sentirse halagada por sus cumplidos.
—Realmente eres hermosa, Ava —dijo él mientras la tomaba de la mano y la acercaba hacia él—. No puedo resistirme a ti.
Ava se sonrojó un poco pero se sintió halagada al mismo tiempo. Ella permitió que Daniel la besara y acariciara, aunque en su mente sabía que esto no era lo que ella quería.
—Daniel, tenemos que irnos a la cena —dijo Ava, tratando de alejarse suavemente.
—Por favor... Sólo unos minutos más —respondió Daniel, acercándose aún más a ella. Ava se dejó llevar a cabo un poco más, tratando de disfrutar del momento, pero finalmente se separó con lentitud y le sonrió a Daniel.
—Debemos irnos ahora —dijo ella, sintiendo el nerviosismo corriendo por sus venas.
Daniel asintió y la tomó de la mano mientras salían del apartamento. El ambiente era romántico, con la iluminación tenue y la suave música de fondo en el restaurante.
Ava se sintió un poco nerviosa por la cena de negocios, pero también emocionada por lo que podría suceder a continuación.
En cuestión de minutos, Daniel llegó al restaurante acompañado de Ava, su "prometida" y asistente personal.
Estaba ansioso por la cena de negocios con sus colegas, pero en el fondo estaba más nervioso por la aparición de su ex novia, Karen Hastings. Sabía que ella no se daría por vencida fácilmente y trataría de recuperarlo, aunque él hiciera miles de intentos por hacerle entender que ya no había nada entre los dos.
Al entrar al restaurante, Daniel se presentó a sus colegas y les presentó a Ava como su prometida. Todos ellos la felicitaron y le preguntaron sobre su compromiso. Ava trató de parecer segura y sonrió mientras respondía a sus preguntas.
Pero de repente, Karen apareció en el restaurante y se acercó a la mesa de Daniel. Él se puso un poco tenso y saludó con educación a la mujer. Ava notó la tensión en el aire y comenzó a sentir… ¿celos? ¿Qué otra cosa podría ser?
La joven estaba muy confundida con respecto a lo que sentía, pero la función debía seguir, no podía perder el control. La actuación debía continuar sin que ella interfiriera.