Ava se “despertó” más temprano de lo normal, se levantó con pesadez de su cama y de puntitas para no despertar a su mamá, que dormía en la habitación de al lado. Se encaminó hasta el cuarto de baño y al encerrarse allí pudo ver su demacrado rostro... A parte de que sus ojos aun estaban hinchados por el suceso del día anterior, también debajo de estos tenía grandes ojeras por toda esa noche en vela. Ella pensó que si el desvelo y el llanto se convertían en una costumbre, a ese paso luciría mucho mayor de lo que en realidad era. En cuestión de segundos levantó un poco el ánimo y se lavó la cara, se desvistió rápidamente y se metió a la ducha. Ava continuó bajo la refrescante corriente de agua mientras sus pensamientos se agolpaban en su mente. El vapor se apoderaba del baño, creando un am