Lia abrió los labios vaginales de Antonella, acarició el agujero, pero no se quedó allí, sino que subió hasta encontrar el clítoris. Comenzó a masajearlo, formando pequeños círculos. La cara de la psicóloga no mostraba ningún signo de excitación, ella seguía tan impecable y sonriente como siempre. ―Mientras la uruguaya me demostraba que era una excelente petera, yo le dije que mi intención era vivir una buena experiencia s****l… algo diferente. ¿Sabés qué me respondió? “Entonces tenés que probar por el culo, si es que nunca lo hiciste”. Le aclaré que yo no andaba haciendo esas cosas. A mí el sexo anal no me llama la atención. Soy mujer, tengo v****a… por el culo cogen los putos, porque no tienen otra alternativa. Sin embargo… la idea no me pareció tan mala. Aunque sí me dio algo de miedo