¿Espero tu mensaje?

Mantengo mi espalda completamente recta detrás del escritorio repitiendo con una genuina sonrisa los buenos días a cada uno de los clientes extranjeros que se desplazan por delante de mi mientras no puedo evitar ansiar sentir la vibración de mi móvil en el bolsillo de mi uniforme grisaceo. —Buenos dias señorita… Mi corazón se descontrola como el galope de un caballo salvaje en mi pecho con la sublime anticipación de saber que esta justo a mi lado. Es inevitable saber de quien se trata y como mi cuerpo reacciona inmediatamente al tono ronco de su voz unido a su acento europeo. —Buenos dias, ¿puedo ayudarlo en algo? Sus enormes ojos azules me embelesan, pero ni siquiera tanto como las mil cosas que me pasan por la cabeza en el mismo instante en que sus labios se medio curvan en una sonrisa encantadora. —Podría usted ayudarme abriéndole crédito a una habitación… Sonrió colocando un mechón invisible de mi cabello detrás de mi oído. —Mientras me firme el aval… —Por supuesto… Le firmo lo que usted desee. Me quedo en blanco posicionando mi rodilla sobre el mostrador mientras me atraganto con mi propia saliva. —¿Emmm? ¿Que ha dicho? Juguetea con un mechón de su cabello castaño con toques rubios manteniendo sus orbes fijos en los míos. —¿Yo? —asiento—… Pos nada, que si le firmo el aval. Ejecuto otro asentimiento queriendo obviar sus palabras por completo para poder centrarme en mi función principal. —¿A que habitación desea que le abra el crédito? Mira algo en su móvil y escribe de manera apresurada para después re dirigir su mirada en mi dirección. —A la 433 por favor. Tecleo algunas cositas en el sistema ejecutando la acción realizada cuando saco el papel para entregárselo y… —Ahora bajo a firmárselo… Me deja con la mano extendida marchándose a toda prisa mostrándome una media sonrisa de disculpa. —¡Que no se le olvide bajar a firmar! Asiente guiñándome un ojo para después subirse al elevador. «Maldición» Me sostengo con fuerza del escritorio de caoba blanca tomando fuertes bocanadas de aire que controlen mi corazón porque la verdad es que es imposible que una persona me cause tanto sin… —Hola buenos días… Tengo una reservación. Levanto la mirada encontrándome con una pareja de españoles que no tardan en medio sonreírme. —¿Check in? Asienten al unísono. —Bienvenidos a Manoir Doré Luxury Hotel, uno de los lugares donde puede hacer sus sueños realidad… Ambos sonríen cambiando sus expresiones de cansancio a unas más joviales. «Amo está parte de mi trabajo» —Muchísimas gracias, tenemos las expectativas bastantes altas con este hotel. —Créanme que superaremos sus expectativas de seguro. Les sonrió agarrando sus pasaportes para comenzar con todo el trámite de manera rápida. —Recepción buenos días, atiende Itzel en que… —¿Dos Ambrosie? —Si por favor. Sonrió de nuevo ya encontrando su reserva en el sistema después de finalizar la llamada con uno de los puntos de venta del hotel. —Necesito por favor si pueden que me rellenen estos formularios en donde pueden ver cada una de las cruces… Ambos ejecutan un si con la cabeza sosteniendo mis bolígrafos para comenzar con el llenado de su tarjeta de registro. —Buenos días, sean bienvenidos. Laura una de las chicas de gastronomía se les acerca con sus dos bebidas dándoles la bienvenida de nuevo con una sonrisa cordial siguiendo con la explicación de lo que es el trago de bienvenida que se les ofrece a los clientes. —Es una bebida sin alcohol con un toque de té de manzanilla y limón. —¿Sin alcohol? El tono de decepción del joven me saca una sonrisa, seguida de su esposa que lo golpea en el hombro. —Derlin por favor… Intercambian miradas cómplices que bastan para decir todo lo que no es necesario con palabras y en ese momento admiro la complicidad que me encantaría tener con alguien. «No es momento para sentimentalismos» Finalizo todo lo que de verdad importa después de llamar al departamento de housekeeping para mantenerlos al tanto de la entrada de los clientes y explicarles cada una de las facilidades con la que contamos. —De nuevo les doy la bienvenida y espero que hasta ahora su tiempo en este país halla sido el mejor… Entiendo que un poco agotador por el vuelo, pero les aseguro que no será cuando vean la maravillosa habitación con la que cuentan. Ellos me escuchan atentamente. —El desayuno es en el segundo piso en uno de nuestros restaurantes más especiales ya que cuentan con un show en vivo y comienza de ocho de la mañana hasta las once del día, si en algún caso desean que sea más temprano nos avisan y ya hacemos la excepción. Continuó sonriendo. —Contamos con dos restaurantes distintos sin contar el desayunador… Uno se encuentra en esta planta en esa esquina que aprecian por allá donde pueden probar comida española desde las once del día hasta las once de la noche… —¿Cuál es el horario de los otros restaurantes? —Todos abren de once a once, el segundo se encuentra en el piso seis y el tercero en el nueve… Cada uno se especializa en un tipo de comida distinta, las culturas varían; incluso los de los últimos pisos tienen maravillosas vistas a toda la bahía y el faro. «Contamos con un spa que incluye jacuzzi, aguas termales, un sauna, un baño turco y diferentes tipos de masajes… Incluimos también una sala virtual y de cine…» Explico todo con lo que contamos sorprendiendo a los chicos que estando en uno de los países con menos índice de variedad tengamos tanta armonía y paz. —Estoy más que segura de que disfrutarán su estancia junto a nosotros. Los termino dejando en manos de uno de los maleteros y los conserjes que le explican todo lo demás centrándome de nuevo en el pendiente del crédito de la habitación junto a la mezcla de sentimientos que se arremolinan en el pecho cuando me percato de que debo llamarlo. —Cúbreme un momento. Daniela una de mis compañeras me cubre dándome la oportunidad de agarrar el móvil y moverme hasta la esquina. —Si… —Soy Itzel, la recepcionista… —Si, dígame… —Necesito que por favor baje a firmar el aval, se lo pido. —Dame un segundo y ya bajo. Cuelgo apoyando el teléfono en mi pecho y mi espalda en la pared con mi pecho latiendo de manera descabellada respirando más de una vez cuando… —¿Está bien señorita? «Carajo» Abro los ojos encontrándome de lleno con el rostro perfilado por los dioses de Callum Shadow, el hombre que en cualquier momento me hará cometer uno de los peores pecados.