ATENCIÓN AL CLIENTE Caminaba por una de las calles perpendiculares al mar; desde la acera en la que me encontraba no podía verlo todavía, pero sentía la presencia Hasta una determinada hora de la tarde, más o menos las 17 horas, tras la comida, los negocios tenían todavía las cortinas bajadas. La contra hora. También en Bari, a un determinado momento del día se le llama así. Porque se pasa de las 12, número grande, a las 13, por lo general llamada la una. Recomienza el contador y, por lo tanto, contra hora. Después de comer, un intermedio tranquilo, con poco tráfico y una pausa para el café. En los años setenta la contra hora era un rito social casi sagrado. Parecía que jugase el equipo nacional: todas las tardes. El desierto ciudadano, silencioso. Cristalizado, inmóvil, cerrado. Hoy