[JULIETA]
Al parecer, el “señor insoportable” resulto ser todo un misterio por descubrir. No solo resulto ser un empresario millonario atractivo y elegante, sino que todo un descubriendo en cuanto a hombres se trata. Es amable, mucho más sensible de lo que yo imagine y con un pasado que se nota que aún le duele. Nunca había conversado tanto con un cliente, pero es que tampoco he tenido que estar todo el día con esa persona, mi trabajo era mucho más limitado, pero también menos redituable. Mateo Montenegro me advirtió que mis propinas con él serian geniales y no me mintió, aquí estoy parada detrás de él en esta mesa de ruleta diciéndole mis números favoritos a medida que él me los pregunta y sin romper una de las reglas que él impuso, no hablo al menos que él me lo pida.
—Dime un número. — me pide con una enorme sonrisa en su rostro.
—28. — digo sin dudarlo y para mi sorpresa, el coloca dos fichas de $100 sobre ese número.
—Si gano, la mitad es tuyo. — me dice y solo me lo quedo mirando sin poder creer que haya apostado $200 a un solo número solo porque yo se lo dije.
—No more bets! — (no más apuestas) dice la crupier y pasa su mano en el aire encima de la mesa mientras que la ruleta sigue girando hasta que su velocidad disminuye y finalmente la bola cae sobre un número. —28! — exclama y la mirada de los demás jugadores se centran en Mateo y en mí.
—¡Muy bien Julieta! — me dice entre risas y pone su mano para que le de los cinco —$7400 en una sola jugada, muy bien… y la mitad es tuya. — me dice y sigo sin poder creer lo que acaba de suceder.
—¡Wow! — es lo único que puedo decir mientras la crupier le entrega las fichas ganadas.
—Creeré que eres mi amuleto de la suerte. — comenta mirándome fijamente y de repente siento que alguien me toma de la cintura.
—Lucky girl… come with me. — (chica con suerte ven conmigo) me dice un hombre y cuando quiero empujarlo para que me suelte, Mateo se pone de pie y lo mira como aniquilándolo con la mirada.
—Hey! She is with me O.K.? Leave her alone. — (¡Hey! ¡Ella está conmigo, ¿de acuerdo? Déjala.) Le advierte y en mi vida imagine que fuera capaz de defenderme así, «apenas me conoce.» el hombre rápidamente levanta sus manos al aire y se disculpa para luego alejarse. —ven aquí. — me pide tomándome de la mano y hace que me siente en la silla que está a su lado. —no te alejes de mí que los buitres están al asecho. — murmura y solo puedo mirarlo completamente confundida.
—Podría haberme defendido sola tranquilamente. — le dejo saber mirándolo a los ojos y me sonríe.
—No lo dudo, pero es más fuerte que yo… no soporto cuando los tipos se comportan así con las mujeres. — confiesa y después mira las fichas. —ten lo tuyo. — me dice entregándome $3700 dólares en fichas de casino.
—Gracias. — respondo y vuelvo a mirarlo —¿puedo preguntar porque no lo soportas? Es que me di cuenta que hay algo que realmente te hace ser así inmediatamente cuando se trata de las mujeres. — me atrevo a preguntar.
—Solo necesitas saber que tengo razones, eso es todo. — me responde y mira a la mesa —que dices, ¿redoblamos? — cuestiona y encojo mis hombros.
—¿Quieres? — respondo y ríe.
—Me encanta redoblar apuestas. — sentencia —dime otro número. — me pide.
—¿Gano la mitad otra vez si ganas? — pregunto divertida y asiente.
—Por supuesto. — responde inmediatamente.
—11. — digo sin dudar y de inmediato él coloca otras dos fichas de $100 en el número que le dije.
—¿No quitaras las del 28? — pregunto, aunque sé muy bien la respuesta.
—Nunca se quitan las fichas donde ganaste anteriormente. — explica —nunca se sabe si se repetirá el número. — termina de decir y la crupier una vez mas pasa su mano en el aire por encima del tablero.
—No more bets! — exclama y aquí me encuentro a la expectativa del número que saldrá. —28! — grita y en estos instantes no puedo para de reír.
—Ya ves…— me dice riendo también.
—Creo que con esto nos podemos ir de esta mesa, ¿no? — propongo y asiente.
—Por supuesto, creo que alguien aquí merece un vestido nuevo. — bromea.
—¿Un vestido nuevo? — cuestiono algo confundida.
—Sí, es que no te lo dije, pero iremos a una fiesta esta noche. — me dice y esto sí que no lo tenía contemplado.
—Está bien, pero tengo vestidos para la ocasión, no es necesario comprar otro. — informo.
—Puedes tener mil si quieres, pero este corre por mi cuenta, ¿Qué marca te gusta? — me pregunta mientras recoge las fichas y me entrega la mitad.
—Iré a la fiesta con ust… contigo. — me corrijo y ríe —dime que marca quieres que use, no tengo problemas. — negocio.
—De acuerdo, entonces regresemos al Strip, allí están las mejores marcas. — propone y asiento.
—Perfecto, pediré un auto. — anuncio mientras que vamos hacia el cajero a cambiar las fichas.
—¿Dónde te gustaría almorzar? — pregunta de la nada y lo miro confundida.
—Elije tú, yo solo te estoy acompañando, además, me pidió que no le sugiriera restaurantes. — le recuerdo y ríe.
—Siguiendo las reglas… muy bien. — bromea. —Entonces iremos a almorzar a Hell’s Kitchen. — me dice muy seguro y asiento.
—Perfecto, iremos allí primero y después de compras tal y como quieres. — explico arreglando el itinerario.
—Suena bien. — responde y realmente voy entendiendo que el “señor insoportable” es mucho más relajado de lo que creía.