Enrre Cásper se quedó parado frente a mí, no tuvo ni si quiera la intensión de moverse a un costado, solo me miraba con determinada atención, sus ojos azules se habían clavado en mis labios, si, podía ver claramente como su mirada subía y bajaba de mis ojos a mis labios. Por un momento el corazón quiso descontrolarse e inmediatamente lo reprendí, expulsé todas la sensaciones que el hombre de ojos azules, el que se podría decir mi esposo provocaba en mi. Los suplanté recordando los días tristes en los cuales lo extrañé como una loca en prisión. Llené mi mente de remembranza que me ayudara a no pensarlo, y mantener la misma actitud con la que salí de prisión, yo no podía caer en sus brazos ni mucho menos quedar al descubierto, no podía demostrarle a Enrre que aún moría por el, que aún el amo