No puedo dejar de reírme de mi mismo y es que de cierta manera estoy actuando de manera patética. Busco cualquier excusa tonta para salir de mi oficina y ver si la vida y el destino se apiada de mí y me hace coincidir con ella en el pasillo. Espió a cada momento la entrada de la oficina de Sergio para saber si ella ha entrado ahí o no, y comienzo a sospechar que me estoy involucrando demasiado emocionalmente con esta mujer. «Deja de comportarte como un tonto» Me regaño y me giro con mi taza de café en mano para regresar a mi oficina, pero choco con alguien haciendo que el café se me vuelque encima —¡Perdón! No estaba mirando donde iba— Digo y al levantar mi mirada, me doy cuenta de que es ella. —¿Distraído señor Franceschini?— Bromea y sonrió. —Déjame ir a secarme esto, aunque dudo que