Huída

1411 Words
Su mente estaba clara, y su corazón muy herido, cada palabra que le había escuchado decir a Gregor mientras lloraba frente a su camilla, se volvió basura ante todo lo que le había dicho Felicia. Su corazón sangraba dolor y desilusión, ella amaba a Gregor y le perdonaba cada traición, porque ella sentía merecerlo por lo que ella misma siendo su amiga, le había hecho a Susana. Recordaba como muchas veces la vio sonreír contenta por los regalos de su novio Gregor, que Magda suponía que era la forma que tenía Gregor de pedirle perdón por acostarse con ella. Veía ser feliz a su amiga Susana mientras ella se acostaba con su novio traicionando su amistad. Cuando entendió que su amiga más cercana Felicia Orduz, le jugaría el mismo juego sucio que ella le jugó a Susana, pensó que era justo, un castigo merecido. Y al igual que a Susana, Gregor la cubría de regalos y ella los agradecía y le respondía con amor. Durante más de un mes después de casarse, Gregor y ella disfrutaron de una relación maravillosa e intensa. Si no hubiera estado embarazada ya, lo habría quedado sin remedio en aquellos días. En su camilla bañada en lágrimas una silenciosa mujer recordaba palabras y besos, caricias y promesas de amor sin palabras. Gregor por unos días pareció pertenecerle solo a ella como ella un día lo soño. Pero aquel precioso sueño solo duro poco tiempo. Las mujeres volvieron a aparecer y ella lo supo por una de las sirvientas. Una tarde escuchó a una decir: ¡Pobre de la esposa del señor Gregor! Tanto que lo ama y sus camisas siempre huelen a diferentes perfumes de mujer. ¡La debe engañar todo el tiempo con diferentes mujeres! ¡Me da tanta lástima la pobre señora! ¿Lástima? Sí; eso era lo que ella causaba. Por eso no le pareció extraño que Felicia le dijera lo mismo... A su esposo Gregor, eso era lo que ella le causaba. Y talves Felicia tenía razón, debía dejarlo libre para que disfrutara de sus deseos, otras mujeres le darían lo que ella no podía. ¡Felicia tiene razón! ¡Soy fea! Y ahora luzca más fea. ¡Gregor no me ama y nunca lo hará! Pero no permitiré que me quite a mi hijo, voy a llevármelo lejos de aquí, a un lugar dónde nadie le haga daño, al único lugar a dónde no se imaginaria que podría ir... Todo lo que dijiste Gregor fue porque te sentiste culpable, no me amas y nunca lo has hecho ni lo harás y por eso le dijiste a Felicia que me pedirías el divorcio... La pobre idiota cree que te divorciaras de mí para estar con ella; y aun si así fuera, otra mujer estaría pronto en su lugar, ¡te aburre la rutina de una sola mujer! ¡Yo tengo toda la culpa! Me casé sabiendo que no me amabas, sino a Susana, fui una tonta al creer que te enamorarias de mí... ¡Fui una grandísima tonta! Pero ya no más... Cerrando los ojos todas las fuerzas de Magda se fueron abajo y cuando el médico pasó su visita Magda se veía peor, muy agotada y débil. Al llegar Gregor con su padre el doctor les dijo que la señora Magda Lorutto estaba empeorando. La tristeza de Gregor fue mayor al escuchar la noticia del médico. Papá ella no va a sobrevivir; no voy a tener la oportunidad de compensar todo el daño que le hice... ¡Tranquilo hijo! Magda es fuerte, ella superara todo esto y la verás a tu lado feliz muy pronto, ¡Solo confía y reza! ¡No puedo rezar papá! He sido un miserable y no tengo perdón... ¡No digas eso Gregor! Reza y verás que serás escuchado... ¡No papá! Sabes que no puedo; ¡Hazlo por mí! Gregor se quedó en la habitación dónde estaba Magda para no separarse de su esposa hasta verla despertar. Magda abrió los ojos de nuevo y lo vio dormido en un sillón al lado de su camilla, ella seguía conectada a muchos aparatos y seguía sintiéndose muy cansada. Así qué hizo un pacto con su propio cuerpo. Sacame de aquí y volverás a disfrutar de lo que tanto te gustaba... Magda se volvió a dormir y Gregor no se enteró que ella lo miro y le dijo que lo amaba. Al día siguiente una Magda más fuerte despertaba sorprendiendo a los médicos por su estado de salud tan favorable. Ella abrió los ojos hasta que Gregor se fue con su padre a la casa para descansar un poco y volver por la tarde. Era el no momento perfecto para Magda para conocer a su hijo y tenerlo en sus brazos. El doctor estaba sorprendido de la recuperación de la joven señora Lorutto, era impresionante su respuesta y su recuperación. Magda le dió de comer a su hijo y el color de sus mejillas apareció como el sol en medio de nubes grises, se veía muy bien y sus signos vitales normales. La joven madre parecía haber pasado por una tormenta y estar disfrutando de la salida del sol y la calma. Magda estaba muy contenta con su hijo en brazos. Después de que su pequeño se durmió, Magda descanso también. ¡Todo esto pasará y muy pronto tú y yo mi pequeño veremos el sol desde otro cielo... Al volver al hospital Gregor con su padre el doctor le tenía grandes noticias. Noticias que alegraron mucho a Gregor, su esposa viviría y su recuperación sería muy rápida. Al entrar en esa habitación de hospital Gregor halló a su esposa Magda sentada en la camilla con su hijo en brazos. Magda no le reprochó nada, le sonrió al verlo y extendiendo su mano le pidió sentarse a su lado. Antes de qué Gregor dijera algo, Magda lo beso y recostando su cabeza en su pecho le hablaba de lo hermoso que era su hijo y de lo mucho que se parecía a su padre. ¡Es igual a ti mi amor! Tiene tus ojos y tu nariz... Y tu boca Magda, sabrá besar tan rico como tú... Me alegra escuchar que te gustan mis besos, espera Gregor que me sienta bien y te llenare de besos hasta que ya no quieras más de ellos... Siempre querré tus besos Magda, ¡Me encantan! Sonriendo abrazados parecían una hermosa pintura de una familia feliz. Una semana después Magda volvía a la mansión de los Lorutto, sus padres vinieron a conocer al pequeño hijo del multimillonario y de su hija, todos estaban muy contentos, y Magda fingia estar muy feliz. Las semanas pasaron muy rápido y Magda y el pequeño Steve, que era el segundo nombre de Gregor, lucían muy sanos. La noche donde Magda había recuperado todas sus fuerzas, ella invitó a Gregor al amor. Suavemente lo fue seduciendo hasta que su esposo disfrutó de las deliciosas mieles del cuerpo de su esposa Magda y cuando se quedó dormido del cansancio de amar. Era hora para Magda de decir adiós. Tomo a su pequeño que se hallaba profundamente dormido en su cuna y dentro de su cuna puso dos cartas. La madrugada no estaba fría, y todos en la mansión dormían, un taxi la esperaba en la dirección que ella le dió al hombre. Una vez dentro del taxi le dió la dirección a donde iba. Al aeropuerto por favor ... Magda había engañado a Gregor hacía un par de semanas y le había hecho firmar un documento legal donde le cedía todos los derechos a ella sobre su hijo. Lo había planeado todo tan bien, que al llegar al aeropuerto la esperaba una mujer con las maletas que había encargado en línea, todo lo necesario para ella y para el bebé. No hubo ningún problema para abordar el avión, todos sus documentos eran legales, podría irse sin ningún impedimento. Al llegar al país abordó otro auto que la llevó a su destino. Al llegar la puerta se abrió y un abrazo y muchas lágrimas le dieron la bienvenida. Ahora que estoy frente a ti, te pido mil veces... ¡Perdóname amiga! Perdón por todo lo que te hice... Eso ya pasó Magda, ahora éste será tu nuevo hogar y el de tu hijo y Gregor no podrá encontrarte aquí... Gracias amiga; ¡No sabes lo mucho que te lo agradezco y también se lo agradezco a tu esposo Zacary!
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