Alexei, termino saliendo del estudio y se fue hasta las bodegas donde solía torturar, la ira que recorría su cuerpo no era algo normal, nunca había sentido tanta rabia como en ese preciso momento, ese maldito ¿había visto a su esposa en bata?, había un claro mensaje en aquello, no tenia miedo en retarlo delante de todos, quería hacer de la noche previa a su boda un caos, pero debía controlarse de lo contrario iba a matar a ese hijo de puta y no quería que su matrimonio estuviese antecedido de una masacre, eso era de lama suerte.
Caminaba como loco por todo el lugar golpeando todo lo que se atravesaba en su paso, tomo un cuchillo de la mesa de torturas y lo lanzo contra la puerta que justo se abrió, un centímetro más a la derecha y aquella daga hubiese perforado la cabeza de Mauridcio. El italiano salió a buscarlo cuando al regresar al estudio no lo encontró, estuvo casi todo el día encargándose que la seguridad italiana estuviese en orden, no quería sorpresas, cuando termino fue a buscarlo para que le platicara sobre los rituales en los que debía ayudar a su sobrina, pero se encontró con la sorpresa que su sobrino no se encontraba. Andrew le indico que su señor estaba indispuesto y por los ojos inquietantes del hombre y su insistencia en lo sucedido le toco decirle lo que había pasado y el lugar en el que estaba el Capo.
Al entrar a la bodega y ver como ese cuchillo casi se enchazo en su frente soltó una sonrisa sarcástica, eso le había molestado, pero fue él quien decidió ir a buscarlo cuando el guardia le había dicho que lo mejor en ese caso era dejarlo solo hasta que decidiera salir, no era buena idea torearlo cuando su ira ya había rebosado los límites. Cuando Andrew le conto lo que sucedió caso suelta una carcajada, su sobrina era una mujer hermosa, que nunca en su vida había pasado desapercibida, y si había algo en el mundo que amaba eran los trajes de baño, ya se la imaginaba siento regañada por su esposo por salir a la playa y ponerse esos provocativos trajes de baño que hicieron que más de una vez los guardias golpearan a hombres de las manos largas.
Ingreso a la habitación y desencajo el cuchillo de la madera, se lo lanzo de vuelta, pero no de forma agresiva, fue más como un símbolo de juego para que el ruso viera que no iba a discutir ni mucho menos, se acababa de dar cuenta que Alexei y él se parecían mucho en lo celosos y posesivos que eran, para él que miraran a Jocelyn en batón no era nada, pero sus culturas y tradiciones eran distintas, y la falta de respeto no estaba en mirar a Montserrat estaba en que ese estúpido sabia que era prohibido y aun así lo hizo, así que lo estaba retando.
- Andrew me conto lo que sucedió, tienes que calmarte, no le vio absolutamente nada Montserrat estaba tapada de la cabeza a los pies, además, ¿Te has fijado en como se viste mi sobrina?, tendrás que prohibirle muchas cosas porque sospecho que, si se viste aquí como en casa, todos tus guardias perderán los ojos. Mauridcio se sentó sobre una de las mesas y vio como el ruso casi se ríe, y tomaba una postura un poco más relajada.
- Bueno tío tienes razón, pero ella ya conoce las reglas y la cultura, la primera vez que estuvo aquí le conté como eran las cosas, sabe que no tolerare que un hombre la vea, aunque claro, la madre de mis hijos capta la atención hasta vestida con las mas gruesas pieles.
Aquello era muy cierto, él mismo había comprobado como la miraban incluso cuando no traía escotes y no había nada de su piel al descubierto, no sabia si era su dominancia o la seguridad con la que camina que hacía que todos los hombres y hasta las mujeres la miraran con esas ansias sexuales que lo enloquecían, no quería que la miraran, en realidad consideraría encerrarla en una torre para asegurarse que nadie podría posar sus ojos sobres su belleza.
- Bueno sobrino, me alegra que sepas eso, Montserrat es el centro de atención donde quiera que valla, ella nunca, nunca pasa desapercibida, no sé qué tiene que siempre desde que era niña es admirada como lo que es una Regina.
- No me molesta que la vean con respeto, o que su imponencia los haga mirarla, lo entiendo, pero el problema aquí es que esto no es Italia, si allá un hombre la mira indebidamente de alguna manera no sería su culpa es una mujer bellísima, la más hermosa que he visto en mi vida. Paso sus manos con desesperación por su cabello despeinándolo – El problema radica en que estamos en Rusia y ese maldito sabe lo que pasa si lo hace, y lo hizo solo para que ella me vea descontrolado.
- Bueno entonces quizá necesites saber algo de ella. Se levanto y se puso delante de él – Montserrat es cruel, fría y despiadada, ella no conoce lo que es la piedad, no tiene miramientos en matar y torturar a los que amenazan a la Famiglia o a los negocios. Lo señalo con un dedo – No te casas con una mujer normal, ella esta acostumbra a todo lo que tú haces en este lugar, incluso podría decir que estaría feliz de ayudarte hacerlo, debes comprender que ella no será una frágil Zarina que se quede en casa cuidando a los niños, a ella le gusta la acción y conoce de primera mano lo que es tomar decisiones que te hieren y que al mismo tiempo hacen bien a los que dependen de ti, pero si quieres matarlo te entiendo, yo lo mataría.
Ambos se rieron de forma sincera, no sabía que tenían esos italianos, pero todos tenían una manera de verse y otra de ser. Cualquiera que viera el rostro del Demonio Lombardi se atemorizaría, pero al conocerlos te dabas cuenta que su sentido del humor era muy bueno y que a todos los Angelucci les encantaba hablar con sarcasmos y hacer de las suyas cuando se trataba de molestar a sus familiares, agradecía cada una de sus palabras.
- Gracias, tío, y si lo matare, pero después de la boda, matar a alguien antes de decir los botos es de mala suerte por lo que lo dejare respirar por unas horas más, aunque tomare tu idea de prohibirle los trajes de baño y escotes, me parece una buena idea, sobre todo para vivir aquí.
- Buena suerte prohibiéndole algo a la Regina del mundo. Bufo – Ahora, necesito saber los riesgos que correrá mi sobrina y los enemigos que tienes, y yo haré lo mismo así, ambos nos prepararemos para lo que venga.
La conversación entre ambos fue muy larga, al punto que salieron de la bodega cuando ya el sol se había metido y los rituales estaban por iniciar, Pero ambos tenían información importante para él otro que se les paso el tiempo. Los italianos en un tiempo tuvieron conexión con un integrante de una familia que se hacía llamar ´Ombra´, Sombra, nunca supieron nada de su identidad, pero el mismo Mauridcio tuvo contacto con ellos cuando visito por primera vez en Rusia, estaban muy interesados en darles las rutas de los Petrova y hasta sus contactos de proveedores, solo que Carlo, su hermano y padre de Montserrat se había negado a inmiscuirse en los problemas del exterior. En ese momento vivián mucha inestabilidad en Italia y no quería meter su cabeza la boca del lobo al enfrentarse a dos enemigos en frentes diferentes.
Esa información no le era de sorpresa al capo, de hecho, ya sabia que tenia enemigos internos, serpientes vestidas de ovejas que estaban esperando a un mínimo descuido para quitarlo todo y sacar a su apellido del poder. Hablar con su tío lo calmo, le dio un poco de tranquilidad saber que se la estaban llevando mejor, pero sobre todo que estaban en sintonía y que ahora ambos trabajaban para darle a sus hijos la seguridad que necesitaban. Los gemelos debían tener el camino limpio para cuando llegara la edad en la que tomaran el poder, no podía darse el lujo de dejar que el enemigo creciera debajo de su cama haciéndose cada vez más fuerte.
Llegaron a la puerta principal y el Capo siguió derecho sin decir una sola palabra a ninguno de los que estaban en la sala, pero todos le hicieron una reverencia, siguió derecho a las escaleras, detrás de él venia el italiano con sus guardias, al llamar la atención de los rusos lo miraron un tanto raro, Mauridcio era un hombre de la misma talla que Alexei, solo que trigueño y con unos ojos grises profundos que lo hacían ver intimidante, su cabello era n***o azabache y una cantidad inmensa de tatuajes, pero el que más sobresalía era su apellido en el cuello. Ese tatuaje hecho con una fina caligrafía, todos los integrantes de la Famiglia lo portaban, incluso los guardias.
- Lo siento, creo que nuestro capo no es el mejor de los anfitriones, no nos ha presentado, soy Milkail Bruaskelider, es un gusto conocerlo Capo. Mauridcio se rio, haciendo que sus guardias también lo hicieran.
- Capo, vedo che non hai idea di quello che dici, Alexei non aveva torto quando ti ha dato dello stupido (Capo, veo que no tienes idea de lo que estás hablando, Alexei no se equivocó cuando te llamó estúpido).
- Lo siento yo no hablo italiano …
Lo dejo con la palabra en la boca y continuo su camino, si no sabían quien era su sobrina él no era la persona correcta para sacarlos de la ignorancia, de hecho, ya conocía la razón por la que Alexei los mantenía en la ignorancia, peor faltaba muy poco para que todos supiesen quien era la Regina, y cuando esos rudos patriarcales se enteraran no iba a perdérselo, quería ver en sus caras como debían arrodelarse ante ella y no solo por se la Zarina, si no por ser el Capo de Italia.